Desde hace 25 años los principales países productores de soja del mundo, como Argentina, Brasil y Estados Unidos, exportan variantes transgénicas, que se convirtieron en commodities en los mercados internacionales. Esto abrió las puertas a otros mercados, no masivos, pero sí de alto poder adquisitivo que demandan soja sin modificaciones genéticas, y con características particulares. A este nicho apunta Haziak, empresa rosarina liderada por el reconocido ingeniero agrónomo y consultor en la materia, Julio Ferrarotti.
“A partir de esta oportunidad que vimos, armamos un programa de mejoramiento genético que integra algunos aspectos que estos mercados demandan: ausencia de modificación genética, pero también propiedades específicas”, dijo Ferrarotti a Ecos365 y enumeró: presencia de un hilo transparente, gris o amarillo claro en el grano que no tiñe subproductos industriales, más proteínas en granos destinados a alimentación animal o humana, altos contenidos de calcio que elevan el nivel nutricional o bajos contenidos de azúcar, entre otras.
A esto se agregan otras mejoras como pueden ser los niveles de productividad, tolerancia a enfermedades más comunes, adaptabilidad a diferentes regiones y adversidades climáticas, como ser la salinidad de suelos y la sequía.
“Se nos abrió un campo de investigación muy grande detrás de estas variedades no genéticamente modificadas y rápidamente pudimos poner el programa en marcha al tomar los servicios de una empresa paraguaya para el desarrollo de nuevas variedades”, relató. Los tiempos se aceleraron a partir del trabajo con tres generaciones de cultivos al año y el registro de las dos primeras variedades registradas: la HZ313 y HZ937, “la primera de grupo de madurez cinco corto y la segunda de tres largo”, apuntó.
“No vendemos semillas sino que desarrollamos variedades para su propio uso. Integramos verticalmente las etapas de mejoramiento, producción de semilla y de granos para la comercialización de soja no transgénica dentro de una misma empresa”, describió al ser consultado por el modelo de negocio. Si bien cuentan con demanda interna, los principales clientes son europeos y están dispuestos a pagar entre un 20% y un 40% más que el precio de la soja en el mercado de Chicago.
“Este año tenemos lotes de producción a pequeña escala, unas 40 hectáreas en Córdoba, e iremos creciendo en volumen, pero siempre manteniendo y preservando la producción”, sostuvo. Mientras tanto en Villa Amelia, provincia de Santa Fe, cuentan con el campo experimental donde hoy crecen todas las generaciones. “De allí seleccionaremos las mejores e iremos sumando los prototipos que se preparan para los próximos 2 o 3 años”, señaló.
“Esta tecnología es absolutamente nacional y novedosa. Está desarrollada por una empresa con sede en Rosario y le vemos un gran futuro”, cerró Ferrarotti. También forman parte de Haziak Silvina Tejería, Miguel García Fuentes (ambos estudiaron en Rosario) y otros tres profesionales.
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