Detrás del proyecto que tiene como objetivo el desarrollo de un producto seguro y eficaz para el consumo familiar de agua potable, se encuentran los alumnos de 4to año de la Escuela de Educación Técnico Profesional N° 455 General Don José de San Martín de la localidad santafesina de Esperanza. Luego de meses de estudio e investigación, los estudiantes lograron fabricar potabilizadores solares portátiles con la idea de llevarlos a comunidades vulnerables donde no hay acceso al agua y al saneamiento básico.
La iniciativa que viene a resolver una necesidad tan básica y esencial, fue distinguida por la Fundación Banco Santa Fe entre los siete proyectos de su programa “Iniciativas Sustentables”, quienes ofrecerán un aporte económico para el desarrollo de la propuesta. Como es habitual en este programa, la suma puede llegar a los $2.000.000.
Desde la institución educativa alientan cada año a los jóvenes a desarrollar este tipo de proyectos extracurriculares que les permitan afianzar sus conocimientos técnicos pero que también aportan un contenido social. “Esta idea, es la continuación de otra llevada a cabo por alumnos de un curso anterior que apuntaba a la utilización de agua de lluvia en sanitarios. Por eso, esta vez nos propusimos ir por la potabilización”, explica a Ecos365 Marianela Moser, una de las docentes a cargo.
Para darle forma a la innovación, intervienen de forma conjunta los estudiantes de 4to año de las dos modalidades técnicas que tiene la escuela. Los de química se ocupan de la parte de análisis microbiológico y los de electromecánica de la parte eléctrica de los dispositivos. Se contempla la cadena de recolección, purificación, potabilización y almacenamiento para una familia tipo (2 adultos y 2 niños), logrando la independencia de un sistema de red.
“El proyecto está avalado y puede salir al mercado. La intención ahora es llevarlo a escuelas y comunidades rurales de la región que no tienen acceso al agua potable”, anticipa el docente Andrés Benesovsky y agrega que, de ahora en más los alumnos son libre de tomar el proyecto como propio, potenciarlo y hasta lanzarse a comercializarlo.
“El proceso académico dura 10 meses. Para nosotros el trabajo ya está hecho desde que se despierta el interés de crear y de emprender. Nos da mucho orgullo cuando vemos que estas ideas luego son parte de sus tesis en la universidad o una oportunidad laboral”, suma Moser.
Cómo funciona
Se trata de un equipo autónomo con paneles solares de fácil manipulación. Tiene el tamaño de una valija pequeña y capacidad para 20 litros de agua. La potabilización se lleva a cabo a través de la irradiación específica de una luz ultravioleta y cuenta con un grifo para el expendio.
Según aclaran los docentes, la línea de investigación sigue abierta y esperan poder incorporar mayor tecnología para que se puede controlar a través del celular y extender su vida útil.
Comentarios