Que los cultivos logren prolongar hasta siete veces su ciclo de vida natural, sin resignar productividad, achicando al mínimo los costos de producción y la huella de carbono. Ese es el objetivo de Infira, una startup santafesina de tan sólo ocho meses de vida ya sumó el apoyo de importantes entidades y que llegó a ser finalista de un certamen internacional en la materia.
“Si uno piensa en las grandes extensiones de territorio, están cubiertas por cultivos anuales con enormes desventajas ambientales y productivas, las raíces son muy pobres y no fijan el carbono como las especies que viven más tiempo”, diagnosticó Renata Reinheimer y agregó que esto lleva a que los productores deban implementar insumos desde cero todos los años y a emplear múltiples maquinarias, lo que eleva los costos productivos y la huella de carbono.
Es allí donde interviene Infira, a la que define como una “startup basada en conocimiento y orientada al desarrollo de cultivos para la nueva agricultura”, que dispone de una tecnología propia para revertir esta situación. “Los pastizales argentinos están cubiertos por especies herbáceas perennes, y nosotros queremos trasladar eso a los cultivos de hoy”, indicó a Ecos365. Si bien reconoció que en todo el mundo se están haciendo intentos de este tipo, hasta ahora se logró que los cultivos vivan más, pero sin que produzcan lo suficiente. “Nosotros podemos devolver la perennidad a los cultivos, que vivan más pero sin resignar productividad”, dijo.
Para eso aplican un método, desarrollado en el Laboratorio de Evolución del Desarrollo, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Conicet, de detección de genes específicos que permiten prologar la vida de los cultivos. Tras activarlos, replican el procedimiento en otras especies.
“Hoy estamos avanzados en el arroz, y también probando en la soja, trigo y maíz, que son los cultivos más grandes, pero el mismo método podría aplicarse a cualquier especie”, sostuvo Reinheimer, Dra. En Ciencias Biológicas, investigadora, docente, fundadora y responsable de I+D de Infira). Al equipo también lo integran la Ingeniera Química Cecilia Arolfo (responsable de operaciones de la empresa) y María Victoria Nagel (Lic. En Administración, especialista en innovación y emprendimiento, y a cargo del desarrollo de negocios de Infira).
Las primeras pruebas marcaron que un cultivo que suele vivir dos meses en condiciones normales, con el método desarrollado puede extender su vida hasta los 18 meses"
Su propuesta fue tan novedosa que recibió una inversión de la Aceleradora Del Litoral, con la cual pudieron poner en marcha la firma y conseguir la logística inicial necesaria. “Hoy tenemos licencia exclusiva que asegura la posibilidad de escalado a nivel internacional, pero puede llevar de cinco a siete años tener el producto listo, regulado, reglamentado y patentado”, apuntó. Es por eso que mientras tanto van buscando validaciones tecnológicas para incrementar el valor de la empresa, seguir construyendo conocimiento y así conseguir sumar más inversores.
La idea que tienen es la de llegar hasta una fase de desarrollo temprano, para luego transferir el know how y la patente a alguna empresa grande que lo pueda multiplicar y comercializar. “Si bien se requiere de tiempo, una vez que el producto llega, el retorno es enorme”, destacó. Las primeras pruebas marcaron que un cultivo que suele vivir dos meses en condiciones normales, con el método desarrollado puede extender su vida hasta los 18 meses. “La idea es que los cultivos masivos duren tres temporadas, lo que permitiría restaurar los suelos, generaría menos desperdicios, más producción y ahorro”, expresó y agregó que las aplicaciones de su desarrollo pueden servir para la bioenergía, alimento para hombres, para animales, industria farmacéutica, entre otras.
Infira actualmente se encuentra compitiendo en instancias finales de un certamen internacional que podría otorgarles a sus integrantes la posibilidad de formarse en Israel, cuna de muchas de las más grandes startups del mundo. “El premio nos permitiría conocer a fondo cómo es allá la vinculación entre el sector público (del que nació Infira) y el privado, además de ampliar geográficamente las alianzas”, cerró.
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