La expresión “cara de póquer” está muy extendida. Cuando alguien, ante una situación concreta, reacciona sin mover ni un músculo de su rostro, se dice que ha puesto cara de póquer porque es esa la reacción que se supone que los jugadores de póquer deberían mantener tengan o no una buena mano. El origen de esta expresión viene del inglés “poker face” y autores como Henry Jones y Graham Greene habrían sido de los primeros en utilizarla fuera del tapete y los casinos.
El póquer es un juego de estrategia, pero no solo por los movimientos que uno puede hacer con las cartas que tiene entre manos y en cada ronda de apuestas. Los jugadores pueden utilizar su expresión corporal a su favor para hacerle creer a sus rivales que están sintiendo todo lo contrario de lo que sienten realmente para despistar, o directamente pueden no expresar nada (utilizando la famosa “cara de póquer”) para que les sea imposible anticiparse a sus próximas jugadas. Esto es aún más importante para los partidos de campeonato o eliminatorias. Sin embargo, aunque esta característica no está tan presente online, existen otros tipos de comportamientos y actitudes que pueden analizarse para intentar leer el juego de los oponentes. Online, un buen sitio web además de proporcionar todas las herramientas al usuario para que pueda centrarse en el juego en sí, también permite poner en práctica diversas técnicas de análisis de los oponentes, garantizando el acceso a los mejores torneos de poker.
¿Se puede leer el rostro?
Paul Ekman fue uno de los primeros psicólogos en estudiar las emociones (ira, alegría, miedo, tristeza, sorpresa, asco…) a través de las expresiones faciales. Es más, Ekman desarrolló un sistema que clasificaba todas las expresiones del rostro humano, incluidas las microexpresiones. Este psicólogo estadounidense profundizó en la detección de las mentiras, concluyendo que también pueden detectarse a través de las expresiones de todo el cuerpo e incluso signos verbales.
Un jugador de póquer hará bien en fijarse en el movimiento que sus contrincantes hacen con los ojos, las cejas, los labios y la nariz. Los ojos y las cejas son las partes más sugestivas de la cara. En términos generales, si se levantan las cejas, puede indicar sorpresa, preocupación o miedo, algo que los jugadores a veces ocultan con gafas de sol o gorra. La nariz, en cambio, es más difícil de esconder y puede indicar que uno está mintiendo si se la rasca o si se enrojece.
¿Y se puede entrenar?
Aprender todos estos movimientos y su significado no solo resulta útil para detectar las emociones por las que está pasando un adversario, sino que uno mismo lo puede utilizar a su favor para despistar a los demás. Si sabes que rascarse la nariz es sinónimo de estar mintiendo, puedes tocártela cuando estás diciendo la verdad para que se piensen todo lo contrario. Ahora bien, hay que ir con cuidado porque, si detectan tu estrategia, esta puede finalmente ir en tu contra.
Por otro lado, no solo puedes entrenar los movimientos para dar a entender lo opuesto. La famosa “cara de póquer” también puede practicarse para que, especialmente si participas en torneos de póquer, nadie pueda intuir si tienes buenas cartas o no. Además, mantener un rostro rígido, sin expresión, les dará la sensación a tus competidores que tienes mucha seguridad en ti mismo, lo que puede ponerles nerviosos y eso siempre te ayudará a conseguir tu objetivo final.
Técnicas para dominar la cara de póquer
Como decíamos, la cara de póquer se puede entrenar. Para hacerlo, es vital que aprendas a controlar tus propias emociones para poder mostrar calma y compostura en todo momento. Una de las técnicas más eficaces para evitar que las situaciones de estrés te dominen son los ejercicios de respiración, que consisten en inhalar aire por la nariz y exhalarlo por la boca durante unos segundos. Esta técnica se usa para aliviar tensiones, lo que te ayudará también a tomar decisiones con mayor claridad.

Otra forma de reforzar el control emocional es mediante la visualización. Esta práctica no solo la usan los jugadores de póquer profesional, sino que es también muy popular entre los deportistas de élite. Imaginarte en una situación difícil y desafiante te prepara para cuando te encuentres realmente en ella. También deberías hablarte a ti mismo de forma positiva y reconfortante. Eso hará que no te despistes si algo va mal durante una partida y sigas con la cara de póquer.
Por otro lado, es imprescindible que seas consciente de tus propias emociones y de qué elementos externos pueden provocarlas durante una partida, ya sea frustración, preocupación, miedo o incluso alegría. Saber gestionar bien tus emociones es el primer paso para poder evitar exteriorizarlas. En este sentido, a menudo será necesario acudir a un profesional que pueda darnos otras técnicas, preferiblemente personalizadas, que nos servirán a la hora de afrontar una partida de póquer.
Lecciones de un jugador de póquer profesional
Si quieres aprender a utilizar las mejores estrategias de póquer, como el farol, resulta una buena idea fijarse en cómo lo hacen los mejores. Para aprender a dominar tus expresiones faciales, también. Los mejores jugadores de la historia han conseguido llegar a lo más alto, en parte, también por saber mantener una actitud tranquila en todo momento. Phil Ivey, que cuenta con diez Series Mundiales de Póquer, es conocido por tener siempre una expresión neutral.
Daniel Negreanu, leyenda viva del póquer, ha explicado en más de una ocasión la importancia que tiene saber leer a los contrincantes, incluso el más mínimo de los detalles, además de que practicar el yoga le ayuda a tener esa serenidad necesaria en cada partida. No conseguir controlar sus emociones, en cambio, fue una de las razones que acabó con la carrera de Stu Ungar, otro mítico del póquer a quien el juego le llevó a una vida de adicción y autodestrucción.
Más allá del rostro
Como decíamos al principio, hay otros elementos más allá de las expresiones faciales que pueden indicar las emociones por las que están viviendo nuestros oponentes. Conocer cómo se expresan esos sentimientos no solo puede ayudar a detectarlos en los demás, sino que es igualmente interesante para uno mismo. Tener todo esto bajo control evitará manifestar la rabia que sientes por no tener una buena combinación de cartas o la felicidad de saber que has ganado.
Es esencial saber dominar la postura corporal. La forma en la que te sientas ante la mesa de póquer dirá cómo te sientes por dentro. Así, un jugador que está bien incorporado con una postura recta comunica confianza en sí mismo (y en sus cartas). En cambio, si está encorvado puede dar a entender que está nervioso, mientras que los brazos cruzados son signo de actitud defensiva. Cambiar de postura de forma repentina también puede hacer sospechar.
Aunque en las partidas de póquer profesionales suele reinar el silencio, es conveniente que te fijes en el tono de la voz de aquellos que sí osan hablar. Cuando el tono vocal de una persona cambia, eso puede indicar que sus emociones también han cambiado, ya sea por algo positivo o por algo negativo. Saber distinguir una voz temblorosa o dudosa te pondrá en alerta y te será más fácil detectar si va de farol o no o si confía realmente en la combinación de naipes que tiene en sus manos.
El póquer también se juega con la cara
Se han hecho muchos estudios sobre la importancia de la psicología en el póquer, pero lo que la mayoría de ellos suelen concluir es que las emociones de los jugadores juegan un papel clave en la resolución de la partida. Tener un control emocional te permitirá controlar también tus expresiones faciales, una ventaja que te pondrá por delante de aquellos que te muestren sus cartas tan solo por haber hecho un gesto de desaprobación o por habérsele escapado una pequeña sonrisa.

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