El de David Trezeguet es uno de los nombres más fuertes que ha tenido el fútbol rosarino en los últimos tiempos. El ex delantero campeón del mundo con la selección francesa y goleador, entre otros, de Juventus y Mónaco, jugó apenas un año con la camiseta de Newell's pero le bastó para dejar una huella imborrable en el Parque Independencia.
El ex atacante, radicado en Turín, evocó en Zapping Sport su paso por la entidad rojinegra entre 2013 y 2014, que recuerda muy gratamente. Admite que no pudo exhibir su mejor versión, agradece el trato respetuoso de los hinchas y no olvida que Ricardo Lunari, DT provisorio en aquel momento, no lo puso a él ni a Damián Manso para que los hinchas lo saludaran.
"Newell's me dio la opción de seguir mi carrera porque en ese momento River había tomado otras opciones. Mi idea, porque venía de una lesión, era dejar el fútbol en un campo de juego y no en una enfermería. Ese era el deseo. Y Newell's me abrió sus puertas: sus dirigentes, los jugadores los conocía por haber jugado en contra y la gente, que en cierto modo me adoptó", dijo en Radio 2.
Acerca de cómo se dio su arribo a la entidad, explicó: "River no me daba la posibilidad de seguir en ese grupo y me gustó la ideología de respeto a los jugadores que volvían del exterior de Newell's, aquellos que eran figuras internacionales. Me encontré con un club diferente a River, con una visión de juego extraordinaria, una ideología de querer hacer crecer el club, respeto hacia los más grandes, identidad de amar la camiseta".
"Y telefónicamente hablaba mucho con Lucas (Bernardi), con Maxi (Rodríguez), con el Gringo (Heinze), por lo que para mí fue una elección fácil la de sumarme a un grupo consolidado, que venía de ser protagonista, de querer mantener una base. Los jugadores estaban felices, cómodos en un club que brindaba estabilidad. Me gustó esa filosofía", añadió.
Todos recuerdan que también Rosario Central se interesó en sus servicios: "Con Central tuve un contacto personal con Miguel Russo, me preguntó cómo estaba por la lesión, la operación, tuvimos un diálogo abierto y me había dado disponibilidad, pero tanto la dirigencia de River y de Central no me dieron novedades. Y salió esa posibilidad de Newell's, por lo que no lo dudé".
Su despedida fallida
El último partido en el Coloso era contra All Boys, ya descendido, y tanto Trezeguet como Damián Manso esperaban en el banco poder entrar a despedirse de la gente. Pero Ricardo Lunari, entrenador provisorio tras la salida de Alfredo Berti, no los puso ni un minuto.
"Lunari había agarrado provisoriamente, All Boys ya estaba descendido y nosotros jugábamos para despedir con una fiesta lo que habíamos hecho en el año. Lo agrego al Piojo porque concentrábamos juntos y era nuestro partido de despedida, pero no pudimos dar ese saludo a la gente", remarcó.
Ese día, en el que también se despidió Heinze, tenía preparados unos botines especiales que no pudo usar: "Tenía unos botines preparados como agradecimiento para despedirme, pero lamentablemente no se dio. Así que me gustaría en algún viaje a Buenos Aires, poder pasar por Rosario. Hablo con el cuerpo médico que sigue vigente, ex compañeros que siguen ahí, me gustaría pasar a saludar".
Y sobre el nivel de juego que mostró en esa temporada, hizo una valoración intermedia: "Si bien no pude sacar las satisfacciones que pretendía y no tuve el nivel físico que sí mostré en River, debo decir que me sentí cómodo, respetado, en un club con humildad, con jugadores que a nivel internacional habían demostrado su potencial y era un equipo que me atraía mucho por su modo de jugar, su simplicidad, ese tema familiar. Fue una experiencia única".
"Es verdad que a través de algunas lesiones y de elecciones del entrenador en ese momento, mi disponibilidad fue menor de la que pensaba, no de la que pretendía porque fui con mucha humildad. A título personal me hubiera gustado obtener alguna responsabilidad mayor. Pero las cosas se dieron así, ese es el destino. Pero tengo gran respeto porque el club me bancó en un momento difícil en esa época", cerró.
