Alberto Fernández llegó a Casa Rosada un rato después que su gabinete, que transitó las cuadras que separan el Congreso de la Casa de Gobierno en algunas camionetas dispuestas para la ocasión. Una vez en la Rosada, el flamante primer mandatario se fotografió por primera vez sentado en el sillón presidencial, junto a su pareja Famiola Yáñez y su hijo Estanislao.
El jefe de Estado fue recibido allí por decenas de militantes, asesores y visitantes ocasionales al grito de “Alberto Presidente” y una lluvia de papeles en el mítico Patio de las Palmeras del gremio UPCN, que siguió el discurso en el Congreso a los gritos y con cánticos reiterativos.
Saludó a los mozos, pasó por la oficina del jefe de Gabinete que ocupó durante poco más de cinco años, entre el 2003 y mediados del 2008, y se abrazó con Víctor Bugge, el fotógrafo oficial del Gobierno, que le regaló dos fotografías. Lo acompañó además su amigo Francisco Bustillo, el embajador uruguayo en España.
En paralelo a la primera vez en el despacho presidencial del primer piso, el gabinete en pleno compartía un catering en los salones de los Científicos y Eva Perón, contiguos a los históricos balcones que dan a la Plaza de Mayo, frente al enorme escenario montado para el show de artistas que culminará a las 19 con las palabras de Fernández y de Cristina Kirchner.
Durante las primeras horas de la tarde, en el resto de la Casa Rosada hubo un incesante desfile de colaboradores y funcionarios entrantes que reconocieron oficinas, conversaron con los empleados e hicieron un reconocimiento de campo. Un alto funcionario que ocupará uno de los despachos del primer piso se había separado del gabinete para ocupar por primera vez su lugar de trabajo.
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