Ahora sí. La necesidad de la reforma de la Constitución es ley. El oficialismo impuso su holgada mayoría en el Senado provincial y la Cámara alta le dio sanción definitiva al proyecto. Fueron 14 a votos a favor, los 13 de Unidos más Raúl Gramajo de Unite, y tres del PJ en contra, con dos ausencias. Así, en el día de su cumpleaños, la pelota quedó en el campo del gobernador Maximiliano Pullaro, que quedó facultado para convocar a elecciones de constituyentes. Lo hará sin dilaciones, en los próximos días: por los plazos legales, para cumplir su plan de que los comicios sean el domingo 13 de abril, el cierre de lista debe ser el 7 de febrero y el decreto correspondiente tiene que estar firmado el 14 de diciembre. Justamente, la cuestión de las fechas fue lo que llevó al oficialismo a forzar el tratamiento legislativo sí o sí durante esta semana.
Esto implica que rápidamente Santa Fe entrará en modo campaña. ¿Maximiliano Pullaro será primer candidato a convencional de la lista oficialista? "Muy probable", admitían fuentes cercanas al gobernador. Jugarán, en realidad, las principales figuras de todos los sectores, las más convocantes. En Unidos, por caso, mencionaban también a Carolina Losada.
Otra vez, funcionarios de la primera plana del gobierno provincial -Fabián Bastía, Juan Cruz Cándido, Luis Persello, Julián Galdeano, entre ellos- se llegaron a la Legislatura. Estaban felices y uno de ellos comentó que hubo celebración doble en el despacho principal de la Casa Gris: es que además de las buenas noticias desde la sede parlamentaria, alguien llevó una torta por el cumpleaños del mandatario.
La sesión del Senado tuvo una particularidad: primero y muy rápido se votó el proyecto sin cambios; luego llegaron los discursos. La sesión no iba a tener ni la duración ni las estridencias de la maratón del jueves a la noche y el viernes a la madrugada en Diputados. Primero, por la lógica de que es un cuerpo más chico y había menos oradores. Pero además, los propios legisladores oficialistas de la Cámara alta habían participado de los acuerdos que se cocinaron en la Cámara baja, fundamentalmente con el protagonismo de un general de mil batallas en el lomo: el radical Felipe Michlig.
El presidente de la UCR santafesina fue guardián de dos cuestiones básicas que le preocupaban a los senadores: la propia continuidad de la Cámara alta, ya que quedó bloqueada la posibilidad de que la futura Convención Constituyente discuta la unicameralidad, y su composición, al quedar también fuera de la ley una propuesta del socialismo para darle mayor representatividad a los departamentos con más población.
Sin embargo, sí abre la ley otros temas que los senadores habían defendido históricamente, como las reelecciones eternas, los fueros y la facultad de sancionar a los fiscales. Estos dos últimos puntos entraron en cuestión a partir de las imputaciones contra el senador del departamento San Lorenzo, Armando Traferri, en una causa vinculada al juego ilegal.
En rigor, la norma sancionada habilita la modificación de casi media Constitución del 62 y eso incluye reconfiguraciones en tres poderes del Estado, además de cambios en el sistema de municipios y comunas, con la autonomía municipal como punto saliente.
Propone incorporar, además, mecanismos de participación ciudadana y de democracia semidirecta, como la consulta popular y la revocatoria de mandatos, y le da rango constitucional al Consejo de la Magistratura, todas cuestiones que también pueden limitar a los actuales factores de poder.
Y, claro, la reelección del gobernador y vice, aunque con una salvedad: si el actual mandatario, que juró por la vieja Constitución, puede ir o no por otro mandato es algo que definirá la Convención.
Este último punto en particular, más el hecho de que la ley fije los temas que se pueden tratar en la asamblea constituyente y sugiera orientaciones, pero no haya fijado paquetes que puedan ser votados por sí o por no, vuelve crucial el resultado de las elecciones de convencionales que se harán en abril.
Para ser claros: si Pullaro quiere que se lo habilite para ir por la reelección Unidos deberá construir una mayoría de convencionales, sean propios o con el aporte de eventuales aliados, que apoyen esa opción.
Teniendo en cuenta los tiempos mencionados más arriba, esto implica que Santa Fe entrará en modo campaña probablemente desde febrero y que, ya mismo -hoy, mañana, pasado-, la rosca política se pondrá nuevamente en acción para la conformación de las listas de los distintos sectores. Es que, como otro ingrediente, la elección de constituyentes será sin Paso, con lo cual la elaboración de las listas demandará enormes esfuerzos de negociación que, en algunos caso, como el del hoy atomizado PJ, difícilmente lleguen a cristalizarse en armados de unidad.
Es que todos van a querer estar. Ningún dirigente con cierto peso querrá perderse una instancia histórica, que definirá cosas tan trascendentales para el diseño institucional de la provincia, como esta Convención Constituyente. De hecho, ya avisaron que participarán del desafío electoral algunos que, lejos de apoyar, cuestionaron con dureza el proyecto reformista, como Marcelo Lewandowski, Amalia Granata y la libertaria Romina Diez.
La diputada provincial Celia Arena dio a entender que también podría hacerlo el exgobernador Omar Perotti, que aportó cuatro votos fundamentales para que saliera la media sanción de la ley en la Cámara baja, pero al mismo tiempo se manifestó en contra de la reelección de Pullaro. Como los convencionales se elegirán 50 por distrito único y 19 por departamento, muchos de los senadores también serán de la partida como aspirantes a representantes distritales.
Los comicios de convencionales serán, entonces, un gran desafío para el oficialismo, que tendrá que poner toda a carne al asador si pretende no solo habilitar al actual gobernador para ir por un nuevo mandato sino también garantizar que la nueva Constitución tenga, según palabras de uno de sus principales escuderos en el tema, Joaquín Blanco, una orientación “moderna y progresista”.
Si el propio Pullaro será cabeza de la lista de Unidos es una inquietud que no tardará demasiado tiempo en tener respuesta.