Después de entregarse a la Justicia tras haber sido allanado en varias oportunidades, un joven vinculado con los ataques al sector frigorífico fue imputado como uno de los autores materiales de la saga mafiosa ordenada por un recluso de la cárcel de Ezeiza que se conoció en la primera quincena de abril pasado
“Se acusa a Sergio Luis Romero de formar parte del grupo que ideó y perpetró ataques armados e incendiarios hacia el Sindicato de la Industria de la Carne y contra empresas de la industria frigorífica de la región bajo promesa de recibir una suma de dinero”, dijo el fiscal Franco Carbone en una audiencia celebrada este lunes ante el juez Nicolás Foppiani.
Al término del acto el magistrado dictó prisión preventiva por el plazo de ley (dos años) para el imputado por los delitos de intimidación pública agravada por el uso de explosivos y por el uso de arma de fuego, cuatro hechos de encubrimiento por receptación dolosa, daño y resistencia a la autoridad.
El mes pasado explicó que la saga de ocho ataques al Sindicato de la Carne y a frigoríficos fue pergeñada desde la celda de Nicolás “Pupito” Avalle, un integrante de la segunda línea de la banda de los Monos que está alojado en el penal federal de Ezeiza por delitos de extorsiones, venta de drogas y secuestro extorsivo.
Sin referirse concretamente al móvil de los ataques que registrados entre el 3 y el 16 de abril en la sede del sindicato y en cinco de las principales firmas del rubro cárnico, el investigador dijo que “sobrevuela un grupo identificado con la barra brava de Newell’s Old Boys”, en cuyas filas, no es novedad, “ha tenido presencia el Sindicato de la Carne”. Las notas que acompañaron los ataques hacían referencia a una interna gremial: “Todo ciclo tiene su fin”. Firma: “La nueva conducción”.
Según la hipótesis de la Fiscalía, Avalle burlaba las restricciones de comunicación ya existentes y lograba entablar contacto con Fabrizio Hernández, un recluso de la cárcel de Piñero que organizaba la logística de las intimidaciones. Ahí entraba a jugar Romero, ahora imputado, quien iba como acompañante de una moto Guerrero con pedido de captura con la que atribuyen haber realizado varios de los ataques, ya sea a balazos o incendiarios.
El piloto de la Guerrero, identificado como Carlos Damián Rubio, cayó el 16 de abril cuando merodeaba el local comercial de Sugarosa junto con Romero, que logró escabullirse de los policías que los persiguieron. Además de la moto, los agentes incautaron un celular que aportó información a la causa. Y notas intimidantes y bombas tipo molotov caseras.
La causa también tiene imputadas a cuatro mujeres como cómplices. Se trata de la madre y de la pareja de Avalle. Y a una hermana y a la pareja de Romero, quien terminó entregándose en los últimos días tras verse asediado por allanamientos, según deslizó un vocero judicial, y se convirtió en el octavo imputado.