La vida del músico punk y artista callejero Lorenzo “Jimi” Altamirano (28) fue utilizada como un recurso descartable en una trama criminal de la que era ajeno.
Nunca antes los entuertos carcelarios y la dinámica de la economía del delito afectaron tanto a la gente de a pie en la ciudad. Y el caso de “Jimi” representa un corrimiento de los límites, como dijeron los fiscales que están a cargo de la investigación del homicidio cometido la última semana frente al estadio de Newell's.
El crimen del muchacho, todo parece indicar, fue utilizado para reforzar un mensaje mafioso enviado de un sector a otro. Pero la guerra tumbera entre dos sectores narco ya se venía librando al menos desde noviembre, dijeron los investigadores Matías Edery y Luis Schiappa Pietra.
En el cuerpo del joven músico asesinado el miércoles pasado había, entre sus ropas, un escrito destinado a Leandro “Pollo” Vinardi, a Damián “Toro” Escobar y a otro recluso, el menos conocido Gerardo Gómez.
Los dos primeros están presos, con perspectiva de cadena perpetua o décadas en prisión, encierro que no hizo mella en su injerencia en los negocios callejeros, entre ellos la barra brava de Newell's, que desde hace años es un reducto de negocios ilícitos en manos de Los Monos.
“Hay una situación de enfrentamiento entre quienes hoy están a cargo de la barra de Newell's –que es la banda de Los Monos con Ariel «Guille» Cantero en la cima– y un sector que antes compartía el paravalanchas o que ahora quiere tomar el lugar. Es por negocios que pasan por fuera del club, extorsiones, narcotráfico”, describió el fiscal Edery.
Y en ese contexto se enmarca, también, el ataque a tiros al patrullero estacionado frente a la sub 26ª de Villa Gobernador Gálvez, una hora antes de que mataran a Jimi, que incluyó una pancarta con mensaje similar. Y la posterior balacera al Order (Oficina de Recepción de Detenidos), de 27 de Febrero al 7800.
A partir de la ilación de distintas incidencias, los fiscales tienen el dato de que el sector que comanda Vinardi y Escobar mantendría un feroz enfrentamiento con la gente de otros dos personajes que están presos: Leandro “Gordo” Vilches, ligado a núcleo histórico de los Monos, y Rodolfo Héctor “Eric” Masini, un narcotraficante de perfil bajo que en agosto de 2021 fue condenado a 11 años de prisión como organizador de una red distribuidora de cocaína. En ese juicio, además, sobresalió el nombre de su socio, el peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, que recibió 12.
"Es una interna dentro de Los Monos. La sospecha es que hay una deuda entre los dos grupos (Vinardi-Escobar y Masini-Vilches) y están tratando de cobrarla”, señalaron los investigadores.
La guerra, que incluye balas y cartelería tumbera, tiene sus antecedentes. “Conectamos entre 6 y ocho causas en las que hay balaceras. Hay una sucesión de eventos”, dijo el fiscal Schiappa Pietra.
Desde la Fiscalía barajan que el atentado con piedrazos al Hospital Privado de Rosario (HPR) con mensaje a Ignacio Astore, presidente de Newell's y médico de esa institución, sería uno de los hitos del inicio de la saga. “Dr Astore no traicione te matamos balas”, decía el grafiti pintado el 12 de noviembre pasado en las paredes de Presidente Roca al 2400.
El sábado 31 de diciembre, atacaron a tiros la esquina de Bomberos Voluntarios al 1000, donde funciona la Defensoría del Pueblo. El ataque incluyó un mensaje que decía: «Toro y Pupito, dejen de escrachar a los pibes con carteles que ni Guille los va a salvar. La mafia». Pupito, según los fiscales, es Cristian Nicolás Avalle, un interno de la segunda línea de Los Monos con causas provinciales y federales por robo calificado, narcotráfico y secuestro.
Otro suceso más reciente y suma gravedad tuvo lugar el 23 de enero. Brian Emanuel Álvarez (30) estaba junto con un amigo en Servando Gallegos al 1100, barrio La Antena, en la periferia noroeste, cuando apareció una dupla en moto que preguntó si vendían droga y dispararon sin más. Álvarez murió y su amigo sobrevivió. Al otro día, los vecinos encontraron un escrito que habrían dejado los homicidas con nombres que ahora cobran relevancia. “Para el ortiva del Eri y el Gordo Vilches”, decía el papel, según publicó La Capital.
Además dentro de las causas conexas también se encuentra el intento de asesinato que se dio el 27 de enero en Ovidio Lagos y Jorge Cura, cuando una dupla en moto disparó al menos diez tiros sobre el Audi A5 Walter M. (37), que según los fiscales es “una de las personas que está a cargo de la barra de Newell’s”. Este hombre, que por poco no pasó a integrar la lista de barras rojinegros asesinados, fue atacado luego de salir del club, como si lo hubieran seguido.
Otro suceso que acaso esté relacionado y los fiscales tienen en vista es el ocurrido en la la noche del 31 de enero, cuando un motociclista reventó a tiros una concesionaria de autos usados de Pellegrini al 6000. Y dejó un mensaje sin medias tintas: “Toro pagá o son todos boleta”.
Horas después, un soldadito roció con nafta un local de repuestos en Ovidio Lagos al 5200, al frente de la Jefatura de Policía, y echó fuego. Antes de irse, dejó un cartel: "Erik Masini dejá de denunciar a los pibes con la AIC".
Con ese trasfondo a las 22.48 del 1º de febrero, le tiraron un muerto a la barra leprosa, que resultó ser Altamirano.
Los fiscales informaron que las imágenes de las cámaras de la zona donde fue levantado Altamirano captaron al joven a las 22.32 en 27 de Febrero y Ovidio Lagos. En ese momento, en Rosario llovía y Jimi caminaba sin compañía. Allí, presumen que tres o cuatro ocupantes de un Renalt Sandero robado lo secuestraron.
La réplica al mensaje en el Coloso fueron los tiros a la sede la Agencia de Investigación Criminal (AIC), en Lamadrid al 500, y al Sindicato de la Carne, en barrio Saladillo (Fausta al 5300). "Eri Masini y Leandro Vilches dejen de pasarle a los fiscales y dejen de tocar gente inocente manga de policías HDP pasamo la cabida que vos quiera", decían, textuales, los escritos arrojados el fin de semana.
Todo indica que, en esta escalada criminal, uno de los grupos criminales tuvo el tupé de tomar una vida inocente y tirársela a su rival. La desgracia cayó sobre Altamirano.