"Qué excitante que estás, tendrías que saberlo,
esa cola es la manzana más buscada,
y esos senos el alimento de mi creación, 
quisiera arrancarte un día y morirme en un telo 
con vos"
"Mi caramelo", Bersuit Vergarabat (Gustavo Cordera)

El rock fue y es territorio machista. La culpa no es de la música (qué va) ni de arte; sino del sistema cultural, político, social y económico que lo justifica y reproduce: el patriarcado.

Las declaraciones de Gustavo Cordera huelen a eso, a esas situaciones que las letras del rubro retratan y el público festeja. Compilar los versos en los que las mujeres somos tratadas como cosas (un agujero entre las piernas) –con más o menos poética y con o sin métrica– es una tarea ciclópea. Pero nunca inútil. Aún a riesgo de que se convierta en un reservorio de tierra, como muchas denuncias por violencia de género.

El músico participó de un ciclo de charlas en TEA.Arte. Y, según reprodujo en su Facebook Jonatan Dalinger –uno de los asistentes– dijo esto: "Es una aberración de la ley que si una pendeja de 16 años con la concha caliente quiera coger con vos, vos no te las puedas coger. Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente. Si yo tengo algo bueno para darte puedo desvirgarte como nadie en el mundo. A mí hablame de cómo te sentís y te entiendo, pero si me hablás de los derechos no te escucho porque no creo en las leyes de los hombres, sí en las de la naturaleza."

Al respecto, la institución posteó en su cuenta de Facebook que “la política de TEA.Arte es no difundir el contenido de las entrevistas que se realizan en el marco de nuestras clases”.

“Me encontré con algunas personas muy tensas y susceptibles (sic) acerca del tema abuso y no se molestaron en escuchar y profundizar acerca de algo tan delicado", fue la primera respuesta de Cordera en su perfil de Facebook.

“Tensas y susceptibles”. ¿Será porque hay abusos "buenos" y abusos "malos", como los piropos? Abuso es violencia. Los piropos, también.

“Tal vez el lenguaje que utilicé fue demasiado ordinario como a veces me caracteriza, pero también veo a gente sedienta de condenar cuando en ese momento frente a frente se ha quedado en silencio”, continuó Cordera.

“Están totalmente fuera de contexto, en psicodrama, en las constelaciones familiares (...) esto se hace en terapia y yo lo hice mucho. En teatro también se hace. Cuando necesitás resolver un conflicto tenés que llevar las partes a un extremo. Por ejemplo, si sos un violador, yo tengo que ser la víctima porque sino la víctima no se puede sanar. Yo tengo que prestar mi cuerpo a este personaje. Se hace esto en las canciones”, dijo el ex Bersuit, un poco más tarde, a la radio Mega.

En su Twitter, Ingrid Beck, directora de TEA.Arte, se refirió a la dinámica de los encuentros.

Pasada la segunda mitad de la mañana de este miércoles, Beck afirmó en diálogo con la periodista María O' Donnell que "el ejercicio consistía en una conferencia de prensa, nunca se le habló de una sesión de psicodrama".

¿De qué se trata esto? ¿De “pegarle” a Cordera? No. No se busca reproducir la lógica (y él ya lo dijo todo). Tampoco "el plan" es presentarlo como una víctima del machismo imperante que él vehiculiza en algunas de sus canciones (y fuera de ellas). A ninguna mujer –integrante o no de cualquier colectivo o colectiva– se le escucha proclamar que hay “hombres que merecen ser violados”.

Así, Cordera justificó sus dichos en “el psicodrama”, en su "lenguaje “ordinario”, en que un estudiante desconoció una norma de una institución y en “gente sedienta de condena”, y dijo que es padre de hijas mujeres, que participa del colectivo “Ni una menos” e invitó a escuchar sus letras. ¿Y? Nada más. Es que les cuesta a los sujetos de privilegios de género despegarse de ellos.

Por si hace falta aclarar: de justificaciones está lleno el historial de femicidios. Porque, si bien es cierto que a la fecha es políticamente correcto hablar de “violencia de género”, todavía estamos en los orígenes de entender que la muerte o el golpe son el punto culminante de una cadena de “justificaciones” previas.

El rock está cambiando, a la par del resto de mundo. Pero se celebraron "50 años" del género y en Rosario no hubo mención a las Cambio de Hábito. Y, de momento, una letra que reza “esa cola es la manzana más buscada” todavía no despierta todas las críticas esperadas.