Los detalles son los que ganan los partidos. La diferencia se hace con las formas. Por ejemplo, las formas de plantear los encuentros y también con los jugadores que podés tener en el banco. El plantel es el que te da la gran posibilidad de ganar un encuentro porque no solo sirven los once que salen como titulares, sino también cuando hay variantes. Martínez Dupuy junto a Malcorra, los dos fueron relevos y las alternativas que tuvo Miguel Russo a la hora cambiar el desarrollo. Y ambos fueron los protagonistas del desenlace para el triunfo.
Velázquez no pudo con el mexicano, le hizo una falta torpe que tal vez podría haber evitado. También el árbitro lo podría haber expulsado, pero lo cierto es que Ignacio, el hombre que no llegó para estar entre los titulares fue quien agarró la pelota, se la pidió a Lovera.
Tenía ganas de entrarle, se tenía fe. Le dijo "yo anoto hoy" y así fue. Hoyos, como el manual del arquero dice, puso la barrera y se quedó quieto en palo opuesto. Allí fue la pelota traviesa, en el aire, por los cielos, buscando grito de gol, buscando su revancha Malcorra por no haber llegado al cien por ciento.
El uno rojinegro no pudo ni hacer el intento de sacarla. Podría haber puesto a alguien en el palo y ese hubiese sido el detalle para evitar el gol. Sí, también está implícito el detalle que no fue, para uno a favor y para otro en contra.
Heinze se jugaba una importante parada en este partido pero no definía su futuro, y a Miguel Ángel le ocurría algo parecido aunque tenía un handicap: llegar con 10 clásicos sin derrotas.
La alegría quedó en Arroyito, la tristeza se fue para el Parque y mañana todo será diferente para cada uno de los técnicos. Los detalles son los que marcaron un nuevo Central-Newells, otro clásico. Esta vez no fue la taba que cayó para un lado u otro, sino el detalle de haber puesto en un momento del partido a quien marcaría la diferencia.