La protagonista de Vigilante es una guardia encargada de velar por la seguridad de un barrio acomodado. Desde una garita pequeña y hostil, desarrolla un soliloquio en verso: piensa en sus hijas, habla con una amiga y se enamora de “un pibe” que pretende robar en las casas del vecindario.
La enumeración es apenas una síntesis angosta de los universos que se despliegan en el escenario. Quien los asume es la actriz rosarina Claudia Cantero.
Con dirección y dramaturgia de Laura Sbdar, Vigilante se presenta este sábado a las 21 y el domingo, a las 20, en La Comedia teatro municipal (Mitre 950).
“La obra tiene dos elementos que se cruzan de manera muy poética. Uno es ese mundo de la vigilante que está en una garita, que está en el barrio, cuidando. Y el otro es lo que le pasa a ella con su vida, con sus hijas, con una amiga con la que parece hablar y con este pibe que va a robar a esas las casas”, explica Claudia Cantero a Rosario3.
La trama expone los anclajes concretos arriba explicitados pero, tal como lo explica su protagonista, se corre de la literalidad. Un ejemplo es la relación que la vigilante establece con "el pibe": “Se pone en juego ahí cómo ella ve al amor y, al mismo tiempo, describe cómo lo ve él. Son dos puntos de vista completamente diferentes. Al hacer esa descripción de cómo conectan es que aparece el amor romántico”, continúa la actriz, sin ánimo de "spoilear".
—¿Qué te paso cuando leíste la obra?
—Me pareció muy poética, muy conmovedora. En un primer momento pensé en poner otras herramientas para trabajar esos textos, pero lo emocional se impuso. La obra me permite desplegar universos y eso me divierte mucho. Por otro lado, a pesar de ser un unipersonal, encontré que mi partenaire es el público. Siento que los cuerpos me acompañan. Es eso que se llama el convivio teatral y es muy poderoso. Otra cosa que apareció después es que creo que la obra es una oportunidad de comprender. Hay algo en el personaje de la vigilante que genera empatía, que hace que cualquiera que la vea se pueda poner en el lugar de ella para comprender desde dónde el otro ve el mundo.
—Mencionaste que la obra "te permite desplegar universos”. ¿Cuáles?
—Femeninos. Madre, amiga, amante, mujer, maltratada por momentos. Hay muchos universos femeninos apilados. Y hay algo de verticalidad en lo poético que, en lugar de tener extensión, tiene concentración.
—Hay cierta complicidad de clase entre la vigilante y el pibe. ¿Qué ocurre con esa relación que separa un uniforme?
—Hay un momento en el que ella le dice al pibe “mirá las cosas”, como si estuvieran dentro de la casa. “Son cosas nuevas, limpias, perfumadas”. Hay una especie de rencor ahí de quien la tiene que “mirar de afuera”, como se dice, algo que comprende quien le faltó algo alguna vez. Eso los une.
—¿Qué pasa con la vigilante que contradice al mandato machista del “hombre cuidador?
—Tiene una personalidad que no queda muy claro si la tenía o la tuvo que construir para ese trabajo y expresa las dificultades de ese mundo en el que la tienen que respetar. Hay algo en esta vigilante de querer asumir una actitud de poder de la que no siempre sale triunfante y, al mismo tiempo, una preocupación en ella para que las cosas le salgan bien.
—¿Y cómo se juegan las violencias en la obra?
—Ella es un personaje bastante contradictorio. Y eso es algo que me parece interesante de la obra. Es oscura, hace preguntas que no son políticamente correctas y te diría que es graciosa en su patetismo. Hay una frase que se lee en la garita que dice “morocha, menos miedo, te meten de todo”. Y ese es también su lenguaje.
—Vigilante se estrenó en 2017 con Mariana de la Mata como protagonista. ¿Hubo cambios en la obra a partir de que asumiste el papel?
—Trabajamos un nuevo cuerpo, una voz, una nueva opinión sobre al material. Laura (Sbdar) ya tenía las suyas formadas y también me sirvió para proyectar por qué quería actuar eso.
La ficha técnica se completa con la escenografía y vestuario de Pía Drugeri, el diseño de luces de Mariano Arrigoni, la fotografía de Nacho Yuchark, en diseño gráfico de Agustín Obregón, la asistencia de dirección de Nicolás Mauro, la colaboración artística de Consuelo Iturraspe y Julieta Sbdar y la producción ejecutiva de Sofía Boué.
Vigilante formó parte del V Festival Novísima Dramaturgia Argentina del Centro Cultural de la Cooperación, la segunda edición de LATE. Festival de Teatro del Conurbano y la Bienal Arte Joven Buenos Aires 2019.
El texto fue publicado por Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación junto a la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).