Juan Ignacio Favre –Juani, por su nombre abreviado– canta, compone, toca varios instrumentos, arregla y produce música desde hace 20 años, aunque la cuenta privada puede indicar algo más. Y este miércoles a las 21 en Casa Brava (Pichincha 120), celebra dos décadas de canciones propias repartidas en ocho discos (solistas) y otras inéditas con un concierto de “guitarra y voz”.
De su música se habló –y se sigue hablando– en Rosario, Buenos Aires, España y Puerto Rico, por citar algunos de los lugares/países en los que sus temas fueron citados/comentados.
Y si bien la música tiene una cuota de convención –se puede hablar, se la puede explicar– hay una dispersión intrínseca en ella (como en otras expresiones culturales).
Una canción con una guitarra puede ser escuchada de manera literal: cuerdas + voz. Y en un contexto de recital puede ser tildada de “minimalista”, “acústica” (y la lista sigue).
Pero una vez que la melodía sale, es un proceso tan individual como colectivo: lo que ocurre con ella escapa a las convenciones. Entonces, está quien escucha, quien recuerda, quien descubre y hasta quien mastica. Algo de eso sobrevuela en la entrevista con Juani.
“Aunque yo suba solo, me asumo como parte de algo que va más allá de mí como persona (…) Recuerdo un recital de Daniel Viglietti, de solo guitarra y voz. Pero después empezó a tocar y te olvidaste de que él estaba solo porque la música genera una multiplicidad en sí misma”, apunta Juani, en diálogo con Rosario3.
“Me gusta mucho el concepto de devenir. A veces, las personas y sus obras van deviniendo en otra cosa, lo cual supone una transformación, ni mejor ni peor. Y también me desafía a la hora de seguir componiendo", continúa.
En el terreno de las convenciones (y no tanto), el listado de temas del recital de “guitarra + voz” de este miércoles anticipa un recorrido por los discos del músico que integró el colectivo autogestivo Planeta X.
Y se trata de una selección que no responde a “una sola cosa". “Por un lado, estuvo la idea de hacer convivir materiales musicales de otras etapas con otros más actuales, que puedan dialogar. Hay una subcronología entre las canciones, pero no un orden porque sino, no podría darse ese diálogo. Y también está eso que podría llamarse «capricho» que son las canciones que quizás no eran las más escuchadas pero, de alguna manera, al revisitarlas me encontré con ganas de tocarlas. Redescubrí temas yo también”, explica Juani.
—Devenir y transformación, dos instancias desde donde interpretar estos veinte años. ¿Y cómo ves la escena independiente actual vos, como uno de los artistas que integró el sello y colectivo cultural planeta X?
—En Planeta X trabajábamos de otra manera. Era otra época también. Estábamos quizás un poco más desinformados, menos comunicados porque era otro tiempo y otro mundo. No estaba tan presente la globalización. Apostábamos a trabajar por fuera de todos los ámbitos institucionales. Lo nuestro era cien por ciento autogestión. En esta época hay más comunicación, pero también es un riesgo y hasta quizás más difícil ver dónde está el enemigo. Dicho esto no como una guerra sino que, en los '90, estaba más claro el lugar de la contracultura. Ahora, está todo más entremezclado. Pienso que muchos artistas se piensan hoy en relación al mercado. Y está bueno. Pero es distinto a lo que hacíamos nosotros desde Planeta X.
Los discos de Juani
Uruguay (2000), Sos mi tren (2001), Misterios de la energía (2003), Macromoléculas (2005), Afuera de la soledad (2008), La paz ciencia (2013), La flor salvaje (2015) y Despierto en la sombra (2017).
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