La obra Tom en la granja, de Michel Marc Bouchard, se estrenó este fin de semana en Rosario y se podrá ver los sábados de agosto en La Sonrisa de Beckett (Entre Ríos 1051).
En la trama, Tom –cosmopilita y jefe de una agencia de publicidad– viaja a un pueblo pequeño y alejado para asistir al funeral de su novio, que falleció de manera trágica.
Al llegar a la casa familiar se encuentra con su suegra y su cuñado, a quienes se sumará otra mujer.
Ninguna de las tres personas conocían su existencia. No será el único “silencio”: una red de mentiras quedará expuesta a medida que avanza el duelo.
La negación de la homosexualidad es uno de los ejes de un texto en el que el dolor de la pérdida convive con un ambiente hostil y violento. Ocultar la verdad, enmascararla, es aquí condición para la supervivencia.
“Es un drama tratado con mucha ironía. Hay pasos de comedia que alivianan un poco la trama y que, por sobre todas las cosas, invita a reflexionar y conmoverse también”, explicó Aquiles Pelanda, actor y director de Tom en la granja.
Además de su representación en escenarios del mundo, la obra fue llevada al cine por Xavier Dolan en 2013 (Tom à la ferme).
La puesta en escena en Rosario –y por primera vez en Argentina– tomó la traducción al español que hizo el mexicano Boris Schoemann del texto original.
“La historia se desarrolla en Canadá, en un lugar muy distinto. Entonces, tuvimos que «argentinizarla», por así decirlo. Pero la adaptación respeta cierto tinte ligado al drama psicológico de los personajes”, abundó el entrevistado, luego de comentar que su primer contacto con la historia fue a partir de la versión cinematográfica.
Cuatro son los personajes que intervienen en este duelo; cada uno tiene un recorte propio de esa persona que ya no está. Y si bien la pérdida les une, la narración –sin marcas temporales– está estructurada a partir de la tensión que enhebran esas particularidades.
“Son muy complejos porque su acción es más interna. Y eso es todo un desafío”, puntualizó Pelanda sobre el elenco que también integran Lucia Dominissini, Leandro Iossa y Paula Luraschi.
Si bien el título refiere a una "granja" (en la traducción), el escenario en el que se desarrolla la trama remite a un lugar alejado en el que se hace carne aquello de “pueblo chico, infierno grande”.
“El hecho que de todo ocurra en un lugar distante, aumenta los conflictos y lo hace de manera exponencial. En un momento, uno de los personajes dice «que se vayan a la ciudad a hacer todas las porquerías quieran. Acá, a los que nos quedan, los vamos a mantener limpios»”, adelantó quien encarna a Tom en la puesta.
"La obra nos exige una complejidad técnica importante. El dispositivo fue diseñado para que los actores interactúen con él y habiliten espacios a utilizar en cada escena. El origen fue la idea de que «en esta obra se va cercando una mentira que hace que esta granja gire en torno a una verdad por develar»", continuó.
Al ser consultado sobre la actualidad de la historia, Pelanda destacó “el cambio de paradigmas respecto de las sexualidades disidentes. Aunque pienso que en la singularidad, no hay tanto cambio. Para las personas que deciden vivir su sexualidad libremente es todavía angustiante y doloroso transitarlo. El autor dijo en varias entrevistas que «los homosexuales aprenden a mentir antes que a amar»”. Y me parece que la obra habla de eso, de las consecuencias de todas esas mentiras”.
Horarios y ficha
Las funciones de Tom en la granja continúan los sábados de agosto a las 21 en La sonrisa de Beckett. Y la última contará con la presencia de Michel Marc Bouchard, algo que para Aquiles implica “un gran honor y responsabilidad”.
La ficha técnica se completa con Paula Luraschi (asistencia de dirección), Esteban Trivisonno (coach actoral), Danilo Molinos (diseño y realización de escenografía), Imanol Muñoz (asesoramiento coreográfico), Leandro Doti (diseño gráfico), Lorena Fenoglio (asesoramiento de vestuario), Natalia Merlo (fotografía) y la producción ejecutiva de Dominissini-Pelanda.