Roberto Musso asumió la voz y una de las guitarras del Cuarteto de Nos hace, según el calendario discográfico, cuarenta años. Aunque la historia empezó un poco antes, en algún salón del colegio secundario, cuando todavía "Robertito", como le decían sus padres, no había comenzado la carrera de ingeniería. La música ya estaba. Y la actitud punk, también.

Desde el primigenio Alberto Wolf y el Cuarteto de Nos hasta hoy, el grupo uruguayo editó 18 discos:  Bipolar, Porfiado, Habla tu espejo, Apocalipsis Zombi, Jueves, entre otros, y el último, Lámina once (2022), es el que los traerá de regreso a Rosario, el viernes 6 de septiembre, en el Anfiteatro municipal.

Acomodado en el estudio que montó “en el fondo” de su casa de Montevideo, espacio en el que compone y graba las maquetas de algunas de las canciones del grupo, Roberto Musso dialogó con Rosario3.

En la charla, habló del cruce constante entre “la banda y la vida”, del público intergeneracional y de la “responsabilidad” a la hora de escribir canciones: “Compongo desde mi edad biológica. Por fortuna, la vida me sigue sorprendiendo un montón, me da insumos para la creatividad”.

También se refirió a la relación del rock y la murga y de la influencia del teatro absurdo y surrealista en las “otras formas de decir”, en la dictadura y en el regreso de la democracia a Uruguay: “Capaz, hasta éramos más subversivos que haciendo un panfleto. Esa ironía mutó, pero se mantiene”.

—El Cuarteto de Nos cumplió 40 años, casi dos generaciones, ¿cómo ves a la banda hoy?
—Nuestra historia es curiosa. Cumplimos 40 años y el 80 por ciento del público de nuestros shows está en los 20. No sé si esto es tan común, pero nos encanta que suceda. Pasa acá (Uruguay) y en toda Latinoamérica. Eso y el hecho de que, en su mayoría, tocamos canciones que no tienen más de diez años, marcan la buena salud de una banda que no vive de “glorias pasadas”.

—¿Y para vos?
—A la banda, la veo como la vida misma. Los que seguimos en el Cuarteto, los que se han incorporado... Se nos hace muy difícil separar la vida personal de la artística. A esta altura, nos pasa que siempre tenemos alguna fecha o canción en la que las dos cosas se unen. Es un poco lo que le pasa a la gente también: unir un momento de su vida a la música. Nos conocemos desde muy pibes, ensayábamos en la casa de mis padres o en las casas de los padres de (Santiago) Tavella o de Alvarito Pintos. Así fue que se formó un vínculo muy fuerte que viene desde los 14 o 15 años. Además, somos personalidades compatibles, lo cual no quiere decir que seamos iguales, sino que somos complementarios.

Capaz, hasta éramos más subversivos que haciendo un panfleto. Esa ironía mutó, pero se mantiene”

—A esto sumaría que supieron surfear la ansiedad del inicio
—Es el resultado de haber iniciado una carrera con pocos sueños (risas). Seguimos disfrutando de cada momento, más allá de que hoy nos encontramos en la madurez y, creo, en el mejor momento de la banda. Cuando digo esto pienso en la convocatoria y en el hecho de que la energía se sigue renovando. Otra cosa que ocurre es que estamos en un momento de sabernos respetar, cada uno y al grupo.

—¿Qué mirada tenés hoy de esos primeros años de banda posdictadura?
—Creo que el Cuarteto no existiría como tal si no hubiéramos sido aquellos adolescentes que sufrieron la dictadura. Es probable que haya sido el peor de los momentos. Me refiero a que había muchas cuestiones prohibidas, pero también muchas inquietudes. Pienso en nuestro público, en las generaciones nuevas y en lo difícil que es transmitirles eso (silencio). Cuando llegamos a la universidad, teníamos 18 años y había una ebullición social y cultural de un mundo que pasó de las prohibiciones a una libertad increíble. Toda la cultura, la música, el teatro y la danza alcanzaron un pico muy alto de creatividad. Eso le pasó, en paralelo, al público en los primeros tiempos. Creo que eso marcó también un rumbo a seguir ¿no?

—Hacen rock en un país que tiene tradición de murga. Comparten con el género el humor y la crítica social. ¿Cómo ha sido la convivencia?
—Es que, en paralelo a todo lo que te mencionaba antes, estaban la murga y el carnaval como una manifestación cultural que luchó contra la dictadura militar en Uruguay. El Cuarteto, en su primera época, tenía mucho de esa impronta, no tanto por ahí en la música, porque nosotros éramos un grupo punk, sin ser punks. Esa crítica de lo que estaba pasando, esa esencia, se mantiene hasta el día de hoy. Pero más que la murga, nosotros curtimos mucho el movimiento del teatro del absurdo, el teatro surrealista de autores como (Eugène) Ionesco o (Wolfgang) Goethe. Mamamos eso de adolescentes y nos encantaba la posibilidad de decir algo desde una óptica diferente. Capaz, hasta éramos más subversivos que haciendo un panfleto. Esa ironía mutó, pero se mantiene.

El Cuarteto de Nos no existiría como tal si no hubiéramos sido aquellos adolescentes que sufrieron la dictadura (...) Había muchas cuestiones prohibidas, pero también muchas inquietudes"

—¿Qué pasa con el punto de encuentro intergeneracional a la hora de componer?
Compongo desde mi edad biológica. Por fortuna, la vida me sigue sorprendiendo un montón, me da insumos para la creatividad. Las cuestiones que me movilizaban para hacer canciones a los 18 o 20 años no son las mismas que ahora. Insisto, por suerte. Ahora, si me preguntás por la composición, parto más de un concepto o de una idea que, generalmente, es muy abstracta y no tiene mucho que ver con una línea musical o una frase escrita. Por ejemplo, en la canción “Contrapunto para humano y computadora” se plantea cómo estamos cada vez más deshumanizados como humanos y, a la vez, las máquinas más humanizadas. Y si bien parece un lugar común, no encontraba cómo escribir eso hasta que vi a mi hija, que en aquel momento tendría unos 8 o 9 años, peleándose con el iPhone de mi esposa. Lo miraba y le decía: “Siri, sos una boba. No me digas esto. Sos una tarada”.

—¿Qué pasa con los temas, los tópicos o los límites en una canción?
—Como ya dije, los tiempos cambian. A eso hay que sumar que, en la actualidad, existe un contacto mucho más directo y fluido con quien escucha o con el fan, por las redes o porque también nosotros lo fomentamos en los shows. A lo que me refiero es a que nos hacemos un momento o tenemos unos minutos para hablar con ellos. Lo hacemos porque nos encanta y porque queremos tener la visión de por qué un pibe en Honduras, Colombia o México conoce al Cuarteto, nos viene a ver. Eso hace que conozcamos también historias de vida como que tal canción "lo sacó de una depresión" o de "un mal momento". Ante esto, y ya sobre lo que me preguntaste, yo no veo filtros. Me gusta la palabra responsabilidad. A los 20 años, tenés un espíritu y ahora, como padre de una adolescente, otro. En ese punto, lo que trato de hacer es no dar un mensaje equivocado, ambiguo. En las canciones, no hay buenos ni malos, feos o lindos.

—En esta segunda parte del Tour Lámina once 2024, ¿cambió el setlist?
—Sí, seguramente. Vamos a hacer algunas canciones de Lámina once que no llegamos a tocar antes y canciones desde Raro en adelante. Le hacemos bastante caso a lo que nos piden, no manipulamos los resultados de la votación (risas). También tenemos planes de presentar alguna canción nueva.

En las canciones, no hay buenos ni malos, feos o lindos"

En el compás de espera entre la primera y segunda parte de la gira, el Cuarteto de Nos comenzó a plasmar en parte su nuevo disco en Montevideo: “Hemos grabado la mayoría de los discos fuera de Uruguay, algo que también ha sido bueno para poder trabajar con otros productores, pero este año, con tanto viaje, vamos a tratar de estar más acá (en Montevideo)". 

En charla via Zoom, Musso había adelantado que el productor será en venelozano Héctor Castillo y que tienen previsto editar el nuevo disco en 2025.

—¿Qué tema ajeno te hubiera gustado componer y por qué?
—Te diría que “Come together”, de The Beatles, solo por tener mi nombre en la autoría (risas).

—Lennon, McCartney y Musso
—Sí, un poco eso. Y si nos venimos para América del Sur, hay una canción de Chico Buarque que me encanta y se llama "Construçao" (Construcción). La elijo por su letra y por la manera en la que Buarque la desarrolla. Es una canción exquisita que tiene su traducción al español, pero creo que pierde.

(Instagram.com/cuartetodenosok)

—¿Recordás qué tenías en la cabeza en el primer recital del Cuarteto?
—Lo que seguro puedo decirte es que no imaginábamos este futuro. Es más, me entrevistabas hace 10 o 15 años y tampoco me hubiera imaginado el momento Además, ese es un tema en discusión: no nos acordamos cuál fue el primer show porque hubo varios. Me refiero al primer show como el Cuarteto de Nos. Recuerdo que estábamos con mi hermano (Riki Musso) y Tavella en un concurso de bandas de secundaria y no, no nos podemos acordar si ya nos llamábamos Cuarteto de Nos o teníamos otro nombre. Y si no, fue con un show en algún teatro muy chiquito de Montevideo, a principios de los 80. Éramos unos chiquilines que contábamos con nuestros padres que nos empujaban para adelante y nos compraban instrumentos, pero también te decían: “Robertito, seguí ingeniería porque, si no, te vas a morir de hambre acá” (risas).

Las entradas


El Cuarteto de Nos se presentará en Rosario el viernes 6 de septiembre a las 21 en el Anfiteatro Humberto de Nito (Parque Urquiza), en el marco del segundo tramo de la gira Tour Lámina once 2024. La serie de conciertos comenzó el último 3 de agosto y contempla presentaciones hasta en 14 de diciembre en Argentina, Latinoamérica, Estados Unidos, España y Portugal.

Las entradas pueden adquirirse a través del sistema tuentrada.com