“Ahorren energías, las van a necesitar”. Fito Páez lanzó la advertencia a poco de iniciado el recital del último sábado en Rosario, el primero de dos conciertos con localidades agotadas previstos en el predio de la ex Sociedad Rural de Rosario.
En dos horas, Páez revisó parte su discografía en clave de rock, funk y pop, al piano, sentado en el fondo del escenario y al frente, dirigiendo un coro de 14 mil personas distribuidas en varias filas de sillas.
La gira (y disco) con la que el ex alumno del colegio Dante Alighieri revisa los 30 años del álbum El amor después del amor fue también la excusa para tocar a las nuevas generaciones versiones en vivo de “Yo te amé en Nicaragua”, “Gente sin swing”, “Tercer Mundo”, “Solo los chicos” y “Nada más preciado para mí”.
“Un repertorio un poco antiguo para la juventud”, apuntó Fito, luego del medley arriba citado con el que hilvanó canciones previas al álbum homenajeado en el tour que ya lo trajo en diciembre de 2022 al Anfiteatro Municipal.
Con citas audibles a Prince y Charly García –un fragmento de “No bombardeen Buenos Aires” cerró “Nadie es de nadie”–, y menciones a Hernán Coronel –en la versión de “Ey, you”–, Fabiana Cantilo y Luis Alberto Spinetta, Páez avanzó en una noche que había comenzado con problemas de sonido.
El enojo por “un teclado que no suena” y algunos reclamos por el retorno en el inicio del show obligaron a un cambio en el orden del setlist. Después de los introductorios “El amor después del amor” y “Dos días en la vida”, el tema que seguía era “La Verónica”, pero “11 y 6” ocupó ese lugar.
Resuelto el conflicto, siguieron “Tráfico por Katmandú”, “Pétalo de sal”, “Naturaleza sangre” y “Un vestido y un amor”, esta última, en una versión a dos teclados y trompeta.
Páez estuvo acompañado por Juani Agüero y Carlos Vandera, en guitarras; Diego Olivero, en bajo; Gastón Baremberg, en batería; y Juan Absatz, en teclados y coros. A esta formación se sumaron Mariela Vitale (Emme) en coros y la sección de vientos integrada por Alejo von der Pahlen (saxo alto y barítono), Manu Calvo (trombón) y Ervin Stutz (trompeta y flugelhorn).
En una supuesta disputa entre palabras y música, Páez esgrimió como ventaja que esta última “no tiene que explicar nada”. Ya en el plano de “las pulsiones vitales”, el autor de “Tres agujas” fue más allá: la música es “algo humano, no puede ser un invento alienígena”.
“Al lado del camino”, “Circo beat”, “Brillante sobre el mic”, “Ciudad de pobres corazones” y “A rodar” cerraron la primera parte del recital que había comenzado pasadas las 21.30, media hora más tarde de lo anunciado.
“Dar es dar” y "Mariposa technicolor” –con Coki Debernardi– fueron los dos primeros bises. El Killer Burrito regresó al escenario luego de haber abierto la noche junto a Ricardo Vilaseca.
Para las 23.30, el antepenúltimo escenario de la gira El amor después del amor 30 años apagaba las luces. En el cierre, con final en loop y a capela, “Dale alegría a mi corazón” trasformó el predio en una tribuna que, más que alentar a un equipo, elevaba un pedido a quien sea. El gol era compartido.
“Rosario de mi vida! Gracias otra vez por darme la vida!”. Con esa frase abre el posteo que se publicó en las redes sociales de Fito una vez terminado el concierto. “Gracias x otra noche de abrazos y maravillas!”.
Páez se presenta este domingo a las 21 en el mismo predio, con localidades agotadas.