El Cuarteto Divergente es un “dispositivo ácrata” en el que cada instrumento “convive con parámetros contradictorios entre sí, sin intentar hacerlos converger”. La formación está integrada por Javier Casalla y Julito Domínguez, en violín; Karmen Rencar, en cello; y Alejandro Terán, en viola. Estos cuatro "animales fantásticos” desembarcarán el sábado 12 de abril en Comunidad Refi. Antes de la presentación, el violista dialogó con Rosario3.
Entre otros créditos, el “animal” y “fantástico” Terán fundó Hypnofón, fue el arreglador de Episodios Sinfónicos, de Gustavo Cerati, y de 60x60, de Charly García; acompañó en gira a Joan Manuel Serrat y colaboró con Elvis Costello. Además, integró el Sexteto Irreal junto a su ex compañero de La Portuaria Axel Krygier.
La lista, que también incluye bandas de sonido e intervenciones como “multiinstrumentista” sumó en pandemia un nuevo proyecto: el Cuarteto Divergente, una "bestia" operada por cuatro músicos que ofrecen "algo completamente nuevo en cada concierto. Nunca sabemos qué sucederá”.
Las cinco preguntas de Rosario3
—¿Cómo se formó el Cuarteto Divergente?
—Javier Casalla y yo diseñamos cuartetos de cuerdas desde hace ya varias décadas, pero la vida profesional y los viajes siempre conspiraban en contra de mantenerlos en el tiempo. Es complicado lograr que los cuatro estemos en el mismo continente al mismo tiempo. Así que la pandemia fue una manera (violenta) de lograr que estuviéramos en la misma ciudad y, ante el pedido de nuestro queridísimo Racu Sandoval, generamos un primer ensayo videado.
—¿Por qué eligieron llamar “divergente” a la formación?
—El pensamiento divergente es aquel que logra convivir con parámetros contradictorios entre sí, sin intentar hacerlos converger. Si el pensamiento convergente es como un chorro de agua de manguera, el divergente funciona más como la lluvia de una ducha, sin necesidad de “unir” los hilos de agua. En general, en los cuartetos de cuerda se trabaja en el sentido de unificar los impulsos dinámicos y expresivos, mientras que en el Divergente, abogo por una anarquía un poco en el sentido del (filósofo alemán) Max Stirner en Der Einzige und sein Eigentum (El único y su propiedad). Podría decirse que el Divergente es un dispositivo ácrata y nada me satisface más que experimentar la presencia de nuestros cuatro espíritus en su máxima impredictibilidad. Cada concierto es completamente nuevo para nosotros, nunca sabemos qué sucederá.
—¿Qué palabras explican la música/performance del Cuarteto?
—Ver un cuarteto de cuerdas en vivo y de cerca por primera vez puede compararse a la sensación de ver a una jirafa o a un hipopótamo: produce una extrañeza fuerte. El cuarteto de cuerdas es una sola bestia, un Cerbero, pero operado por cuatro psicologías o como queramos llamarlas almas, espíritus, que son mutantes e impredecibles. El concierto ideal del Divergente podría imaginarse como aquel en el que los cuatro animales fantásticos que somos se manifiestan en su "propiedad" (otra vez en el sentido de Stirner) y, paradójicamente, en su unidad.
“Musicalmente, soy bastante reacio al concepto de armonía y amigo del contrapunto libre: cuatro voces libres que se manifiestan en un juego combinatorio de direcciones divergentes, sin necesidad de recurrir a conceptos feos tales como la armonía funcional o el acorde, que no son más que simplificaciones tomográficas del curso de las voces libres”, abundó Terán.
—Son músicos/a con distintos recorridos, ¿cómo viven esta experiencia creativa en particular?
—Mi trabajo de arreglista (en el que ya he cumplido 40 años) hace que me relacione con todo tipo de artistas e instrumentistas y, muchas veces, salgo de una sesión entusiasmado con el talento de alguno. Cuando esta admiración se repite sesión tras sesión me digo a mí mismo: “Con éste quisiera armar algo”. Es una sensación parecida al enamoramiento. Cuando llamé a Javier, a Julito y a Karmen para el proyecto Divergente me dolía la panza como cuando uno llama a la persona que le gusta por primera vez. Por suerte, me dijeron que sí.
Otros tres animales fantásticos
“Karmen es el motor del cuarteto. Es una cellista serbia de sólida formación académica que, además, tiene todo lo otro: la locura, el swing gitano, la belleza de las ideas improvisativas, el «don», detalló el Premio Konex de Platino 2015 respecto de su compañera.
Sobre el violinista Julito Domínguez, indicó que "es la sensibilidad y la empatía musical. Es experto en tocar reaccionando a los impulsos de los demás y funciona con Javier Casalla como esos quásares dobles que danzan en el ojo del telescopio”.
En tanto que respecto de este último, Terán señaló: “Es el violinista más asombroso que conocí en mi vida. Es único, intuitivo, siempre musical, siempre «in» y, al mismo tiempo, más allá de cualquier standard”.
—¿Qué podés adelantar del recital en Rosario?
—Investigando sobre Refi Comunidad, se me han disparado algunos conceptos que estoy amasando para inyectarlos al concierto. El hecho de que Refi haya sido en su origen un taller-escuela de oficios para inmigrantes, me relaciona directamente con el divino espíritu ácrata, con esa utópica y futurista anarquía de solidaridad y cooperación, con la verdadera «Hermandad de Oficio».
Las entradas para el concierto del Cuarteto Divergente el sábado 12 de abril a las 21, en Comunidad Refi (Vélez Sasrfield 641) pueden adquirirse en refiticket.ar