Hambre es el primer disco solista del músico, cantante y compositor rosarino Pablo Comas. Son nueve canciones que llevan su nombre y apellido, después de un poco más de una década en banda, tanto con Alucinaria como la experiencia de Vacaciones el globo.
Es un disco ecléctico, "inesperado" y visceral, despojado por momentos y barroco por otros. A media que avanza la escucha, la voz al frente asume el hilván de una lírica que va del idealismo al desencanto; una suerte de hastío sonoro que viene a cortar un silencio de tres años.
“Es un disco con mucha letra, mucha textura. Es un disco potente y poderoso”, sintetizó Pablo Comas, en diálogo con Rosario3.com.
La entrevista
—¿Cómo fue ese proceso de grabar tus temas como solista?
—Internamente, se vive como una continuidad porque de alguna manera, la producción artística y la dirección de Alucinaria era mía. Tanto que en algún momento este pudo ser el tercer disco. En los discos de Alucinaria se escucha una historia que se está contando. Y en Hambre esa historia se resuelve. Entonces, el cambio de nombre para mí era conceptualmente necesario porque hay una relación simbiótica entre el concepto Alucinaria y mi nombre. Por alguna razón, durante muchos años me sentí muy cómodo es esa fantasía, en ese concepto piscodélico, Y sentí que era el momento de pasar adelante sin esa fantasía de por medio. Quien escucha las letras de Días de fuerza y de Hambre va a poder entender el cambio de nombre porque es esa la temática del disco.
En los discos de Alucinaria se escucha una historia que se está contando. Y en Hambre esa historia se resuelve"
—En este presente de continuidades y de rupturas, ¿todas las canciones de Hambre fueron compuestas para este disco?
—Apenas salió Días de fuerza, yo me puse a componer. ¡Yo había hecho 150 canciones para ese disco y quedaron 14! A las demás, las guardé y las voy a grabar en algún momento. Días llevó tres años y ya estaba agotado de esa estética. Entonces, apenas salió (se editó en mayo de 2016) quise hacer algo nuevo, algo distinto; que me saque de ese momentos. Y surgieron todas ahí las canciones. Algunas eran un poco raras. Sentía que era lo que quería hacer pero no le encontraba un hilo conductor a los temas y me di cuenta de que ese hilo eran las letras y la manera de cantar. Yo nunca canté así. Y al final, estuvieron muy bien almalgamadas. Es un disco heterogéneo, como interrumpido. Lo escuchás de un tirón y tiene sobresaltos, y eso es interesante. Hay como dos discos adentro de Hambre.
—¿Cómo es eso?
—Hay como cuatro o cinco temas con un contenido más de pop existencialista. Y después, hay tres canciones con un contenido más político. La obra para mí es un todo. Los discos son capítulos. Por eso planteo una escucha en relación a Días de fuerza para entender la furia Hambre.
—¿Esa intención estaba en el punto de partida de manera consciente o afloró en algún momento del proceso?
—Este no fue un disco tan pensado. Es como un cansancio. Y un poco me encontré con eso. Yo siempre fui de guardarme el enojo en los temas, más condescendiente. Me siento distinto. Viste esa frase de Charly (García) “ahora no estoy más tranquilo y por qué tendría que estar” (de la canción “Demoliendo hoteles”). Bueno, hay algo de eso. En lo único que me concentré es en atender a la voz. Después, quería que un tema suene así y me decía “ahora voy y lo hago”. Y tampoco me calentaba tanto si salía de otra forma porque la idea era sea un disco inesperado.
—¿De dónde viene esta furia?
—Me enoja...escuchás lo que se habla en la calle, en los medios; y lo que veo es una indiferencia muy grande. De la misma manera que ahora vemos una película y no podemos creer que estaba naturalizada la esclavitud, hace 200 o 300 años, creo que dentro de dos siglos vamos a ver con la misma sorpresa que en Argentina en el 2019 hay chicos que mueren de hambre mientras al lado hay gente que tiene dos autos, ¿me entendés? Todo eso me parece re violento. Me parecen re violentas todas las excusas que los esquemas políticos ponen para solucionar esto desde fondo. Hay hermanos que se están muriendo al lado nuestro mientras nosotros estamos pelotudeando. Yo nací en una familia de clase media porque tuve la suerte de nacer ahí y si no, estaría revolviendo tachos de basura sin poder concretar ninguna expectativa de vida. A mí me parece que esto es urgente, que deberíamos estar hablando de esto. Mi enojo es eso, es como una llamada de atención para ver qué podemos hacer para hablar de esto. Entonces, pensé en el nombre del disco. Por qué evitarlo, por qué no hablar de esto.
—¿Cómo capitalizaste ese enojo en las melodías?
—Me junté con el Gato Brun (Pablo Brun) y estuvimos diez meses ensayando los temas en el momento. Cuando improvisás sobre los temas, aparecen “errores” que se escuchan en el momento. Me refiero a cosas que te salen. Recapturábamos esos errores y los usábamos; nos gustó eso, que no sean baterías tradicionales. Dani (Dani Pérez) metió unos bajos increíbles. Yo toqué todas las teclas y toqué las acústicas y casi todas las eléctricas. Después, sobre final llamé a Marcos Ribak (Muñecas) que grabó tres guitarras clave le reformularon la impronta al disco. El proceso de producción fue bien ameno.
Pablo Comas presentó Hambre el último jueves en el Complejo Cultural Atlas.
"Quiero mostrar el entramado de los discos que para mí es donde cobra vida Hambre. Así que vamos a hacer un repaso por La última rotación del sol, otro repaso más importante por Días de fuerza con invitados y Hambre, completo. La banda, bueno, es un bandón que además son amigos. No siempre tenés la oportunidad de tocar con músicos así, con esa trayectoria. Todos nos sentimos muy parte, más allá de que esté mi nombre, porque acá los protagonistas son los temas", dijo en la previa del concierto.
La banda que acompaña al también productor está integrada por Pablo Brun, Dani Pérez y Fabricio Silvestri, Marcos Ribak y Luciano Tourfini.
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