“El cabalista que ofició de numen/ a la vasta criatura apodó Golem/ estas verdades las refiere Scholem/ en un docto lugar de su volumen”. Los versos pertenecen a “El Golem”, poema de Jorge Luis Borges
Ese texto –y los cuatro versos citados, en particular–constituyeron el magma inicial de Matías Martínez, dramaturgo y director de la obra A la vasta criatura apodó Golem que se estrena este viernes en el teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (CCPE).
“El mito judío sobre el Golem y su origen me llevaron a trabajar sobre la metáfora de la creación de un hombre artificial que luego se vuelve en contra de la misma mano creadora”, reveló Martínez, en diálogo con Rosario3.
Para el también actor y “asiduo lector de Borges”, esa figura le permite “enmarcar los genocidios, las dictaduras, el Holocausto o un sistema económico, como el capitalismo”.
Junto al poema ya citado, Martínez trabajó textos de Idel Moshe, Gershom Scholem y hasta el Nuevo Testamento, a los que se suma la película El Golem (1920), de Paul Wegener.
La lista de escritos continúa aunque –aclaró el entrevistado– no son abordados de manera “literal” sino como “portadores de universos”: “Nos quisimos vincular con un teatro mas relacionado con la plástica, la rítmica y la música; poner lo formal por sobre el texto dicho (...) Más que lo textual, es la puesta en juego de la palabra”.
Para el autor, la obra es “un acontecimiento estético” que protagonizan Federico Fernández Salafia, Martín Fumiato, Luciano Matricardi, Tito Gómez, Magdalena Perone, Graciana Tucat y Guillermo Peñalves.
Expuesto en dos actos, el primero refiere al mito de Caín y Abel como fundante del primer asesinato de la humanidad.
Y el segundo, avanza en los modos es que ese homicidio se fue “perfeccionando a lo largo de la historia hasta organizar una maquinaria de muerte y sometimiento”.
“Tomo ese mito, ya en la Modernidad para contar cómo ese asesinato dio lugar a una concatenación de elementos de sofisticación vinculados con el sometimiento y con la muerte”, apuntó el director.
Asimismo, sinceró que esta pieza marca un punto de inflexión en su carrera con la que se propone "abrir un circuito diferente al que estaba acostumbrado a trabajar”.
Sobre la puesta en escena, el integrante del grupo de teatro La Piara adelantó que se trata de un espectáculo teatral cuya estética “operística” se asume de distintos modos.
“Se expresa en un escenario de grandes dimensiones, música en vivo, cantantes y un despliegue plástico y visual importante”, explicó sobre la obra de la que participan entre actores, actrices, montajistas, vestuaristas, iluminadores, diseñadores unas 50 personas.
Con la charla telefónica avanzada, otras “figuras golémicas", además de los totalitarismos, ampliaban los sentidos puestos en la dramaturgia de A la criatura…, como Frankestein o los autómatas.
—En esas figuras está la posibilidad de jugar a ser Dios: tanto crear vida como decidir quién vive o muere
—El Golem es un semihombre que no termina de ser hombre. Es una criatura imperfecta. Y pienso en eso que decís, del hombre compitiendo con Dios, tratando de crear un doble y cómo ese doble termina resultando otro yo que se vuelve en contra. Y esta es una obra más bien oscura pero con un final que lleva a pensar en un futuro distinto.
A la extraña criatura apodó Golem cierra el ciclo Derivas, durante el cual se montaron obras de Martínez. Las cuatro funciones en el teatro del CCPE (Sarmiento y el río) comienzan este viernes a las 21. Siguen este sábado, el viernes 8 y el sábado 9 de noviembre, a la misma hora.
La ficha técnica se completa con la música de Matías Tamburri, las canciones de Magdalena Perone, la sonorización de Guillermo Peñalves, la escenografía y construcción de esculturas de Cristian Grignolio, el vestuario y la caracterización de Ramiro Sorrequieta, la producción de Mariano Del Grande y el diseño e iluminación: Diego Quillici.
La obra es una coproducción con el CCPE.