El jefe de la Unidad Regional II, Marcelo Villanúa, defendió el accionar de la Policía Motorizada que ayer irrumpió en el Museo de la Memoria mientras se desarrollaba una puesta en escena en memoria de Jonatan Herrera. Aseguró que los uniformados no actuaron con exceso sino ajustados a las normas que regulan este tipo de procedimientos. Tampoco consideró que hubiera sido necesario contar con un permiso judicial para acceder al lugar.

En diálogo con el programa A Diario (Radio 2), el jefe de la Policía rosarina confirmó que “el personal que fue al Museo de la Memoria actuó como consecuencia de un llamado" que recibió el 911 a las 15.39 de parte de una mujer que denunció haber visto a alguien armado en el museo de Córdoba y Moreno. "El personal no cometió excesos. Actuó con temple y corrección". De esta manera, defendió a los agentes de la Brigada Motorizada que acudieron al lugar y que, de acuerdo a algunos testigos, ingresaron de forma abrupta y sólo uno de ellos se identificó.

Por otra parte, advirtió: "No estábamos anoticiados de la dramatización en el lugar", al tiempo que señaló sobre el llamado recibido: "No queremos hacer una evaluación subjetiva de la comunicación. Tenemos la obligación de acudir".

"Muchas veces las acciones policiales, por acción y omisión, son reprochables”, analizó el jefe policial. “Nosotros tenemos la obligación de acudir a todos los requerimientos de los ciudadanos, en el lugar y horario que sean”, agregó.

"No era necesaria una orden judicial de allanamiento. Estábamos ante una flagrancia", remarcó sobre la irrupción sin aviso de los agentes en el inmueble. “Tampoco es para dramatizar, la respuesta fue inmediata”, continuó y añadió: “No entiendo por qué se pudieron sentir ofendidos, fue un procedimiento como tantos”.

Finalmente pidió a la población dar aviso ante la realización de dramatizaciones de este tipo, “que pueden ser violentas para la gente que no conoce de réplicas o armas de utilería”.