Desde el gobierno provincial anticiparon que la empresa Bunge será sancionada por el derrame de 800 litros de aceite de soja en el río Paraná. El secretario de Ambiente de Santa Fe, César Mackler, señaló por Radio 2 que la firma incurrió en varios errores, entre ellos no haber avisado al ministerio. Aclaró que el hecho de que la sustancia derramada no sea tóxica, no significa que no sea contaminante; una declaración a contramano del comunicado de la propia firma que había asegurado que el material era “biodegradable” y “no contaminante”. Por otro lado, planteó la revisión del modelo productivo actual que además de poner la lupa sobre las empresas sobre el Paraná, supone abrir la discusión por el uso intensivo de agroquímicos en el campo.
En contacto con los periodistas Evelin Machain y Pablo Montenegro del programa Radiópolis (Radio 2), Mackler señaló que el derrame fue culpa de Bunge que dejó abierta una válvula, y tras la rotura de un bomba el aceite llegó al río. En tal sentido, anticipó que la firma será multada “por la imprudencia de tener esa válvula allí y el posible daño que pudiera haber causado y por no haber avisado a la autoridad de aplicación que es el ministerio de Ambiente”.
“Nos enteramos por los diarios”, se quejó.
Por otro lado, advirtió –en contraposición a lo que refirió la empresa– “que una sustancia sea biodegradable o no tóxica no quiere decir que de por sí no sea contaminante”. En este caso, corría a su favor que el material derramado fue quitado casi en su totalidad y que el restante se diluyera el Paraná, pero –alertó Mackler– si esa misma sustancia se derramaba en un curso de agua más pequeño, habría sido, muy probablemente, contaminante.
“Esto no quiere decir larguemos todo lo que queremos (porque se va a biodegradar y diluir en el agua), hay que controlar los afluentes”, enfatizó y se refirió también al impacto ambiental del actual modelo de producción.
“Hay un estudio del río Paraná que hizo el Conicet que tiene que ver con agroquímicos. Estamos en un sistema productivo que usa millones de litros de glifosato por cosecha y es lógico que la primera degradación en algunos lugares aparezca en las aguas del Paraná”, observó y opinó que si bien la situación no es alarmante, es necesario “rever el modelo productivo”.
Este lunes por la madrugada, unos 800 litros de aceite crudo de soja se filtraron al río Paraná en el sector de muelles de la firma de agronegocios Bunge, a la altura de Puerto General San Martín. El derrame llegó hasta las aguas del arroyo San Lorenzo, que desemboca a pocos metros.
No es la primera vez que sustancias químicas llegan al río. En octubre pasado el municipio de Granadero Baigorria clausuró de manera preventiva una empresa que se dedica al lavado de jeans tras haber derramado un líquido color azul sobre el Paraná.
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