A 20 minutos del predio de la Ex Rural donde funciona el vacunatorio más grande de la provincia, un grupo de personas espera. Algunos lo hacen sentados, y con cara de preocupación, frente a un gazebo vacío. Otros empiezan a formar una incipiente fila en la puerta de ingreso donde una mujer les pide que aguarden.
El 15 de junio el gobierno santafesino comenzó, con algunas demoras, a aplicar las vacunas contra el coronavirus en centros de primera atención sanitaria. El objetivo es llegar a quienes no pudieron o no sabían cómo anotarse para recibir una dosis.
Con una lógica similar a la de un Distrito, el centro de Salud Nº 21 de Cabin 9 comienza el día con vecinos en sus puertas. Algunos aguardan para ser hisopados, otros para recibir atención o gestionar medicamentos y otros, por la ansiada vacuna contra el coronavirus.
Pero, a diferencia de lo que suele suceder en los espacios de atención pública, del centro de Salud no se va nadie sin una solución. La consigna de trabajo parece ser la de dar una respuesta real y concreta a los problemas de los vecinos en ese mismo momento. Nada de burocracia, de trámites y espera.
“Hicimos un entrecruzamiento para ver quiénes son los vecinos que se atienden en estos espacios y que aún no se anotaron para ser vacunados. Con ese listado, salimos por el barrio buscando a las personas”, explicó a Rosario3 la directora de primer y segundo nivel de atención en salud, Laura Ortube.
La dinámica es rápida, un grupo de profesionales sale por las calles del barrio y comienza a golpear puertas y aplaudir en los tejidos. Al que atiende, se lo invita a acercarse al efector público, para vacunarse o anotarse, de acuerdo a la edad y comorbilidad.
Frente a un portón de madera, una de las médicas le explica a un señor que “si tiene el documento, se puede acercar ahora y lo vacunamos”, en la esquina, otra de las profesionales saluda a una mujer que le cuenta que ya recibió la primera dosis, pero que tiene vecinos que no saben cómo anotarse. A la vuelta, una tercera trabajadora habla con una mujer mientras un niño juega en el baúl de un auto.
Las charlas son cortas y el mensaje bien claro, todo el que está en edad de vacunarse se tiene que acercar al centro de salud. Si no tienen documento, después se les gestiona, si no saben completar el formulario, se los asiste, el Estado no pone ninguna traba para que puedan ser inoculados. “La gente está muy predispuesta a vacunarse, en los últimos días murieron muchos referentes del barrio por coronavirus”, señaló a este medio la médica a cargo del centro de Salud, Virginia Di Carlo.
Antes del rastrillaje, la profesional estuvo a cargo del hisopado, en total fueron 22 vecinos los que se acercaron a hacerse el testeo y 7 fueron diagnosticados con coronavirus. “Ahora estamos mejor, llegamos a tener el 60% de positivos”, remarcó.
En simultáneo, a los testeos, en la puerta del centro de Salud hay dos filas con vecinos, en una están los que se quieren anotar para vacunarse, en la otra, los que tienen el papelito con el turno. En el medio, están los que pasan y piden ingresar a la farmacia. Todo funciona con cierta armonía.
“Yo me enteré que estaban vacunando por Facebook, sabía que había que anotarse pero no sabía cómo, así que esperé que nos avisen desde acá”, sostiene una de las vecinas. Otro explica que venía a preguntar cómo hacer porque no tenía el documento.
De repente, un aplauso llama la atención de todos, uno de los recientemente hisopados festeja su resultado negativo y se acomoda en la fila para recibir la vacuna. “No podía no festejarlo, significa que voy a poder seguir trabajando para comer, ahora me voy a vacunar para estar más tranquilo, de a poco vamos saliendo”, dijo esperanzado mientras la fila comienza a avanzar.