Este lunes la línea Q dejó de circular por las calles de Rosario. Según el municipio se trata de una medida provisoria ya que las altas temperaturas hacen que las baterías autónomas, que tienen estos trolebuses rusos para hacer buena parte de su trayecto, se sobrecalienten, lo que impide su normal funcionamiento. Pero un informe del Tribunal de Cuentas revela que ya desde 2017, durante el período de prueba, todos los vehículos reportaban fallas. Pese a esto, la garantía nunca se hizo efectiva.
La situación se complejiza aún más a partir del 2020 con la quiebra de Trolza, fábrica que le vendió estos colectivos al municipio. “El servicio de mantenimiento y postventa que tenían que hacer, no lo pueden hacer porque esta empresa ya no existe”, explicó en Radiópolis (Radio 2) el titular del Ente de la Movilidad, Rogelio Biazzi.
En esa misma línea habló el presidente de Movi, Alejandro Gentile que el viernes anticipó el problema en Radio 2. Consultado sobre si las unidades seguían en garantía, dado que tienen apenas cinco años de uso, confirmó que la firma había quebrado pero aclaró también que el período de cambio directo de las unidades que figuraba en el contrato venció en 2020.
Todo esto hace suponer que la instancia de reclamo ya prescribió y nada se pudo hacer antes ya que las fallas de las baterías se agudizaron durante el calor extremo de la actual temporada. No obstante, un informe del Tribunal de Cuentas Municipal (TCM) reveló que el problema ya había sido advertido en diciembre del 2017.
El ente auditor publicó un dictamen donde analiza todo el proceso de compras de las unidades rusas y marca una serie de irregularidades relacionada a la demora en la entrega de los colectivos por parte de Trolza y también las fallas que desde la empresa Semtur (hoy Movi), reclamaron ante el fabricante durante el período de prueba.
En el listado de falencias que tenían los trolebuses rusos al momento de llegar al país se destacan tres relacionados a las baterías.
En la incidencia Nº 15, los técnicos de Semtur informaron que “se calientan las baterías de autonomía” de las 12 unidades adquiridas.
“El equipo de aire acondicionado es insuficiente para mantener la temperatura de los cajones de baterías a un valor de temperatura de trabajo admisible”, reportaron.
En una de las unidades (la Nº 90) el problema fue todavía más grave y se quemó el bobinado del motor. En tanto que en cuatro de los trolebuses (Nº 25, 29, 30 y 22) la falla de las baterías fue total y directamente no se podían cargar.
Por esta serie de inconvenientes Trolza envió al país un equipo de técnicos que intentaron resolverlos. Pero todos los intentos fueron fallidos y si bien mejoraban el funcionamiento, el problema persistía. Ante esto, en abril del 2018 el municipio intentó activar la garantía del contrato.
Ante la falta de respuestas por parte de la empresa rusa, en 2019 el municipio inició un reclamo prejudicial para intentar una especie de mediación . Pero los representantes de la firma no se presentaron a la audiencia. Pese a que esto los habilitaba a avanzar en la instancia judicial, el Ejecutivo local desistió de hacerlo.
Según explicaron a Rosario3, esta decisión tuvo que ver con los costos que representaba avanzar en un juicio internacional ya que, para iniciar la demanda tenían que pagar unos 25 mil dólares en concepto de tasa judicial.