Si hay lluvias hay esperanza. Las tormentas de los últimos días, más el pronóstico de que continuarán en los próximos, alientan la posibilidad de una mejora para los productores agropecuarios de la semana, la más afectada por la prolongada sequía generada por el fenómeno de La Niña que ya lleva tres años.
La idea de que justamente La Niña está llegando a su fin se consolidó con las lluvias de los últimos días y los pronósticos para los próximos. Sin embargo, ahora los expertos advierten por la llegada de El Niño para la segunda mitad de 2023, lo que generaría una suba de las temperaturas promedio que de por sí vienen altas, algo que también afecta a la producción. De todos modos, el impacto de ese eventual nuevo fenómeno se sentiría recién en 2024.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigaciones de Recursos Naturales (Cirn) del INTA Castelar, confrmó que se espera “una mejora en el régimen de precipitaciones, más generalizadas, para fines de enero y durante febrero”.
En un contexto de toma de decisiones para la siembra de la cosecha gruesa, Mercuri destacó que “cuando hay mucha incertidumbre en el clima y vienen perspectivas deficitarias resulta clave saber la cantidad de agua disponible en el suelo y el pronóstico a corto plazo”.
El especialista detalló: “Tenemos chances de precipitaciones aisladas para las próximas horas en Córdoba, Santa Fe y el norte de Buenos Aires. Hay grandes posibilidades de un evento más intenso para el próximo viernes y luego otro a partir del (lunes) 30 de enero. Es probable que este segundo evento genere lluvias más significativas para el campo”.
La Mesa de Sequía sostiene que Santa Fe fue la provincia más afectada por la falta de lluvias y que el fenómeno, si bien pega más duro en el norte, abarca toda la provincia.