La aparición de una lancha abandonada sobre el río Paraná a la altura de Puerto Norte con un cargamento de cocaína generó gran revuelo. Además del botín incautado en ese lugar, en los últimos días aparecieron bolsas flotando a la altura de Arroyo Seco y Pueblo Esther con más panes con esta sustancia de máxima pureza.
Más allá de la calidad de la cocaína, la primera vinculación que les permitió a los investigadores suponer que la droga hallada en Puerto Norte era del mismo lote que la que apareció después río abajo es su packaging. En todos los casos, los ladrillos tenían impreso en el frente la cara de un joven Al Pacino encarnando el papel de “Tony” Montana, protagonista de la película Scarface.
Si bien el film es un verdadero clásico del cine, su estreno fue en 1983 y muchas generaciones desconocen su existencia. En este último tiempo, el personaje volvió a tomar protagonismo y su nombre empezó a resultar familiar a quienes no vieron la película pero siguen atentos las noticias relacionadas al narcotráfico.
Es que “Tony” Montana se convirtió en una especie de referente del mundo vinculado a los estupefacientes. Tal es así que, además de poner su cara en los panes de cocaína, en muchos allanamientos relacionados al narcotráfico se han encontrado cuadros y gigantografías con distintas escenas de la película.
La explicación de la devoción que genera en el mundo narco este personaje creado por Oliver Stone, guionista de la película y Brian De Palma, su director, está relacionado a la historia de vida de este personaje.
En la película, Antonio "Tony" Montana era un inmigrante cubano que fue trasladado de La Habana a un centro de detención en los Estados Unidos. A partir de ahí comienza a vincularse con el mundo delictivo de Miami y trabaja para ellos para conseguir su libertad y la residencia permanente en norteamérica.
A partir de la violencia, Tony fue construyendo su imperio y haciéndose la fama de uno de los gángsters más temidos del país. Pero, más allá de la historia, fue la interpretación de Al Pacino la que logró que el personaje traspase la pantalla y empiece a despertar el fanatismo en el mundillo delictivo.
En Rosario y la región, la figura de Montana es venerada por muchos jefes narco. De hecho, en más de un allanamiento las paredes de las viviendas donde habitan los cabecillas de las bandas están decoradas con cuadros que recrean distintas escenas de la mítica película.