El aroma hediondo que invadió buena parte de la ciudad desde el fin de semana, podría tener una explicación científica. El olor, que empezó a sentirse principalmente el domingo, obligó a que empresas públicas y privadas tengan que hacer auditorías internas para descartar sus responsabilidad en su origen.
Por cuestiones lógicas la primera apuntada por el “olor a cloaca”, tal y como lo definieron la mayoría de los vecinos, fue Aguas Santafesinas. Pero desde la firma provincial descartaron responsabilidad. “No tiene nada que ver con las instalaciones nuestras. Nosotros no tenemos líquidos cloacales aireándose como para que haya olor en toda la ciudad”, detallaron.
Consultados sobre la posibilidad de que el aroma provenga de privados que hacen descargas clandestinas de desechos, también se descartó. “Esa situación podría explicar el olor en una zona determinada, pero esto es algo generalizado en toda la ciudad, por lo que tampoco puede ser”, resumieron desde la empresa.
En tanto que desde la secretaría de Ambiente de Rosario también habían sugerido la posibilidad de que el olor esté relacionado a la planta de Celulosa ubicada en Capitán Bermúdez. Pero desde la empresa rápidamente salieron a descartar esta teoría ya que, según señalaron, “no hay motivos para tener sospechas”. “El olor se siente principalmente en la zona sur de Rosario y hace varios días que el viento viene de esa dirección; es puro sentido común", explicaron a este medio.
La explicación científica
En medio de la búsqueda de responsabilidades, apareció una explicación científica que podría encajar con lo que sucede en Rosario. De acuerdo a los datos del Centro de Monitoreo Meteorológico y Climático SAT, entre el domingo y el lunes hubo un “cambio brusco” en la presión atmosférica.
“La causa puede haber sido la gran diferencia de presión, (hasta el domingo) estuvimos con baja presión que subió muy rápidamente a un ritmo de 5 o 6 hpa en tres horas. Eso facilita también la expulsión de gases del sistema de alcantarillado”, detalló el observador meteorológico, Jorge Giometti.
Según aclaró, “hay gases que se producen en las alcantarillas que, cuando la presión atmosférica varía muy rápidamente, estos gases encuentran facilidad para salir al exterior. Eso es lo que puede haber generado la invasión de olor nauseabundo que no pudimos determinar a qué se veía”, remarcó.
A modo de ejemplo, explicó que es la misma situación que se da en algunos hogares donde de repente se siente olor nauseabundo que sale de las alcantarillas. “Cuando hay variación de presión decimos que «hay olor a baño». Es simplemente porque el gas empujado por esa diferencia de presión vence al sifón que tenemos en la cloaca y, en vez de seguir el camino, retorna”, agregó el especialista.
A eso, Giometti le sumó que en las últimas mediciones de calidad del aire detectaron también un incremento en la cantidad de partículas PM 2.5. “Normalmente tenemos entre siete y ocho microgramos por metro cúbico de aire y en la última medición tuvimos 22”, detalló. Pese a esto, aclaró que la asociación civil de la que participa no cuenta con los instrumentos suficientes para poder vincular este deterioro en la calidad del aire con el olor que se siente en la ciudad.