El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen) liberó en un barrio de la ciudad de Guaymallén los primeros 10 mil aedes aegypti esterilizados de ensayos iniciales para combatir el dengue. Son de color rojo flúo y las autoridades piden a la población no matarlos. De qué se trata el procedimiento y cuál es su posible replicación –a futuro, porque está en fase de prueba– en un medio como el de Rosario

La Técnica del Insecto Estéril (TIE) consiste en la cría y liberación al ambiente de ejemplares de mosquitos machos que no pueden reproducir la especie. En la naturaleza, compiten y se aparean con las hembras silvestres.

Como la mayor parte de las hembras copulan una sola vez en su vida, se produce una reducción de la fertilidad de la población natural, disminuyendo así la cantidad de mosquitos en una zona geográfica determinada.

Es una estrategia en evaluación que se ha estudiado también en Estados Unidos, Brasil y México. Pero todavía no hay una aplicación masiva. Ahora el proyecto está siendo desarrollado por el Iscamen de Mendoza como parte de un convenio junto a otros 19 países con la Agencia Internacional de Energía Atómica (Aiea), según precisó el diario UNO de esa provincia. 

La TIE no es un recurso nuevo para los técnicos del Iscamen, acostumbrados a someter a rayos gamma insectos de otras plagas para esterilizarlos, particulamente la Mosca del Mediterráneo (o de la fruta) y Lobesia Botrana, o polilla de la vid. También hay experiencias similares en San Luis, en ambos casos con resultados eficaces.

Desde 2016, en la Comisión Nacional de Energía Atómica de la Argentina (CNEA) se investiga el uso de la técnica del insecto estéril contra los mosquitos. “Con cada liberación de este tipo de mosquitos se podría reducir un 10% la población de los salvajes”, estimó la bióloga Mariana Malter Terrada, jefa del departamento de Aplicaciones Agropecuarias de la CNEA.

¿Aplicable a medios como el rosarino?

 

El director de Vectores de la Municipalidad de Rosario, Carlos Tasinato, fue extremadamente cauto al ser consultado sobre los ensayos que se llevan a cabo en Mendoza y también sobre una posible replicación del método en medios como el de Rosario, que presenta características diferentes. 

En primer lugar, sostuvo a Rosario3 que “hay que acreditar más experiencias en situaciones similares a nuestro medio como para ser concluyentes” y añadió que “el ejemplo en Mendoza es en una comunidad más acotada” y con “un grado de concientización mayor”.

Aunque por ahora se trata de ensayos que deben ser sacados del laboratorio para probar su efectividad en campo, para Tasinato es “bueno y novedoso” que se pruebe la TIE porque permite sumar una herramienta más de control al arsenal existente, sobre todo “ante la falta de nuevos insecticidas y con el manejo integral que se pretender tener”. 

“La idea es probar a campo y según resultados ofrecer la tecnología. No me parece nada mal, al contrario. Pero hay que evaluar y ver cómo lo implementás acá”, aclaró y puso el foco además en cómo impactaría en una población acostumbrada a pedir fumigaciones en forma reiterada, la decisión de no aplicar ningún tratamiento por determinado tiempo para “no dañar los ejemplares irradiados”.

“¿Cómo convencés que no realizás fumigaciones sobre mosquitos comunes para no dañar los primeros?”, se preguntó el director de Vectores, ampliando la mirada a un plano más comunicacional que científico, pero que también incide en el desarrollo de políticas públicas.

En el mismo sentido se expresó Sylvia Fischer, del Grupo de Estudio de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet, al advertir el riesgo de que la implementación de la técnica erosione la posibilidad de que se realice una estrategia efectiva de prevención que permita trabajar sobre el conocimiento y las actitudes para que las personas puedan cambiar sus comportamiento en pos de eliminar los criaderos de mosquitos en sus hogares.

“Las personas podrían creer que con la técnica ya basta y que ellas no tienen nada que hacer para la prevención del dengue”, señaló a Infobae. "Es clave que se considere al control de las poblaciones como una prioridad de la sociedad, pero la técnica del insecto estéril no debería considerarse como la solución al problema”, resumió.

Otro análisis de una posible aplicación del método es el costo económico del desarrollo e implementación de la TIE. "Normalmente para estas técnicas se requiere lugares muy específicos para criar el mosquito, proceder a la irradiación y separación, es bastante sofisticado. Hay que ver cuál es el costo final de cada mosquito”, dijo Tasinato. 

No matar a los rojos


"Se están realizando ensayos de compatibilidad en espacios confinados. Prueban la capacidad de los machos de aedes criados en el laboratorio de ser aceptados por mosquitos silvestres", explicó antes de la liberación Mónica López, coordinadora de esta etapa en Iscamen, sobre el test previo a constatar la eficacia del método de control en Mendoza.

La liberación de los primeros estériles es el paso siguiente del ensayo que Iscamen inició meses atrás, al analizar "el comportamiento del insecto producido en laboratorio en un entorno real".

En junio, se incorporó un nuevo equipo que permite separar las pupas –etapa intermedia entre las larvas y los mosquitos adultos– por sexo, para identificar a hembras que reproducen al aedes y esterilizarlas. De ahí el rojo intenso usado como parte de la validación del método.

Sobre el color particular que identifica a los machos estériles liberados es que Iscamen insistió en que los mendocinos que los encuentren no los maten, porque se tratan de los aedes "buenos" y no vectores de enfermedades.

Una de las ovitrampas usadas por el Iscamen para los ensayos de liberación del mosquito estéril.

 

"Lo que se está haciendo es un ensayo para ver algunos parámetros de su funcionamiento, ya que al haber sido irradiados para lograr su esterilidad vemos si también puede haberse afectado su capacidad de vuelo o longevidad”, explicaron desde el Iscamen. 

El objetivo es producir mosquitos capaces de moverse y funcionar casi igual que mosquitos silvestres porque la idea es que a futuro, cuando se pueda liberar de a millones, los machos estériles sean los que compitan con los machos fértiles que haya en la ciudad y el campo, y que sean los estériles los que ganen las competencias por las hembras, para que luego de las cópulas no haya descendencias.

Fue sobre ese punto que Marina Stein, investigadora del Conicet, doctora en biología y especialista en el estudio de los mosquitos, puso ciertos reparos sobre esta fase experimental en un barrio de Guaymallén. “Hay que ver si las hembras son receptivas a estos machos", dijo.

"Las cópulas se pueden generar en enjambre, una especie de nube de machos a la que son atraídas las hembas por las feromonas. Otra forma de atracción es mediante el aleteo, y hay que determinar si el color del mosquito ahuyenta a la hembra o no”, planteó en diálogo con el programa A la vuelta (Radio 2).

También manifestó que es necesario evaluar el impacto que genera en la naturaleza. “Si son mosquitos irradiados, ¿puede ocurrir una modificación genética? Los mosquitos son alimentos de otros insectos y animales, como anfibios y murciélagos”, dijo, sin ser concluyente porque primero es necesario aguardar los resultados de la prueba piloto en la localidad mendocina.

Los primeros 10 mil aedes inocuos salieron esta semana en la zona del barrio Alameda, entre los distritos de Pedro Molina y Bermejo, de Guaymallén.

En los próximos días, el plan de liberación diseñado por Iscamen prevé otras dos etapas de una cantidad similar. Y si bien no se precisaron departamentos o distritos específicos, trascendió que seguirá en las mismas zonas, en espacios acotados.

En cuanto a los resultados, no los habrá al menos hasta noviembre. Si bien los expertos advirtieron que "se van a agilizar los tiempos", también subrayaron que "constatar la eficacia dependerá de la biología del insecto y hasta de las condiciones meteorológicas de temperatura y humedad".

Alternativas "novedosas y prometedoras"

  

El director de Vectores local celebró la existencia de "métodos relativamentes nuevos". "Tanto esta técnica como la de wolbachia han mostrado aparentemente buenos resultados. No son de manipulación genética, por ese lado es un punto a favor importante. No deja de ser auspicioso, hay que seguir estudiándolas para una posible implementación en nuestro medio”, consideró. 

La wolbachia es otra innovación desarrollada por la ciencia para la que se requiere incluso “un número mayor de machos irradiados que los silvestres”, explicó Tasinato.

Es una bacteria extremadamente común que se encuentra naturalmente en muchas especies de insectos. Al ser inoculada en las larvas del mosquito, inhibe que se contagien de dengue. Fue un descubrimiento de investigadores de una universidad de Australia y también hay ensayos al respecto en Brasil, con el aval de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ambas técnicas, la del insecto estéril y la wolbachia, fueron reconocidas hace años por la OMS como alternativas "novedosas y prometedoras" para combatir el dengue. Pero no se trata de una receta mágica, aclaró Tasinato, y sostuvo que lo mejor es combinar las estrategias existentes como la vacunación, eliminar los reservorios de larvas, limpieza y fumigaciones. 

La TIE en aedes aegypti

 

La Técnica del Insecto Estéril (TIE) sigue un proceso controlado y seguro:

  • Solo se liberan mosquitos machos estériles, que no pican ni representan una amenaza para las personas.
  • Evaluaciones previas en laboratorio aseguran la efectividad y seguridad del proceso antes de su implementación a gran escala.
  • Este método es biológico y amigable con el ambiente, diseñado para la control o erradicación de plagas, lo que lo hace adecuado para un enfoque preventivo de control de plagas.
  • Los insectos estériles liberados no tienen la capacidad de establecerse en el ecosistema, por lo que no causan efectos adversos en el medio ambiente ni alteran su equilibrio natural.
  • Con el tiempo esta técnica, dentro del Manejo Integrado de Plagas, permite disminuir el insecto/plaga en forma paulatina, hasta su control.