Durante los últimos 20 años, diversas misiones orbitales y de impacto confirmaron la existencia de hielo en cráteres permanentemente sombreados y también evidencia de hidratación en lugares soleados.
Sin embargo, ninguno de estos proyectos pudo distinguir definitivamente la forma en la que estaba presente. Hasta que llegó “Sofía”, que logró detectar las moléculas de agua y ofreció una nueva forma de mirar la Luna.
“Sofía” es un avión Boeing 747SP que puede volar a altitudes de hasta casi 14.000 metros. La aeronave está modificada con un telescopio de 2,7 metros de diámetro y alcanza más del 99% del vapor de agua en la atmósfera de la Tierra para obtener una vista más clara del universo infrarrojo, según describe la agencia DPA.
Con su cámara infrarroja de objeto débil para el telescopio, “Sofía” pudo captar la longitud de onda específica única de las moléculas de agua, a 6,1 micrones, y descubrió una concentración relativamente sorprendente en el soleado cráter Clavius.
A fines de septiembre, “Sofía” llegó a Hamburgo, Alemania, para el mantenimiento programado en las instalaciones de Lufthansa Technik. Según especificaron en la página oficial de la NASA, se espera que las tareas de mantenimiento se completen a principios del año próximo.
Los trabajos incluyen inspecciones y mantenimiento programados en coordinación con el personal de vuelo, aeronaves y científico del Centro de Investigación de Vuelo Armstrong y el Centro de Investigación Ames de la Nasa, además de actualizaciones al telescopio del observatorio volador.
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