Si no fuese por los barbijos –muchos balanceándose en entre la nariz y la boca–la escena es de total “normalidad”. Son decenas de chicos y chicas bailando en un parador de la isla vaso en mano, rozándose, riéndose cara a cara y hablándose al oído para oírse a pesar de la música a tope. Sucedió el fin de semana pasado y muchos de los anteriores y volverá a pasar casi como si el coronavirus fuese un recuerdo.
La cercanía del verano otorgó a muchas personas el sueño del fin de la pandemia. Los parques repletos, las reuniones en patios y terrazas, as mesas ocupadas en las veredas o las movilizaciones de cada día, dan cuenta de que al aire libre se respira algo sensación de inmunidad. Aunque se mantenga un poco de distancia y se use tapabocas, el relajamiento es evidente en mayor o menor grado y en paralelo y –curiosamente– las cifras oficiales de casos positivos, lejos de crecer, se mantienen por debajo de los 300 diarios.
Entonces, la pregunta que surge, y cada vez más frecuente, es: ¿hay alguna relación entre la luz solar y la transmisión del coronavirus?
El médico Matías Lahitte, especialista en clínica médica e infectología en el ámbito público y privado, respondió afirmativamente esta pregunta: el medio ambiente tiene una incidencia en la transmisibilidad del coronavirus pero, atención, no se trata de una barrera ni de un escudo. “La transmisión del SARS-CoV 2 , virus que causa la enfermedad covid-19, es principalmente a través de las vías respiratorias, a través de aerosoles o gotas –explicó a Rosario3– El contagio entre personas depende de diferentes factores: la carga viral del enfermo y la susceptibilidad del huésped, el uso de protección (barbijo), el distanciamiento, tiempo de exposición, el entorno y las condiciones climatológicas”.
Específicamente, con relación a la condición ambiental, el profesional, sostuvo: “Hay estudios que demuestran una disminución en la transmisibilidad ante temperatura y humedad elevada; aunque esto no tiene una dinámica lineal”, dijo y advirtió: “Por ejemplo Brasil está teniendo un aumento progresivo de casos y tiene temperaturas elevadas”.
El entorno es muy importante para determinar situaciones de mayor propagación del virus. “El aire libre permite que en caso de estar frente a una persona con covid-19, esté se puede dispersar y sobre todo disminuir el contagio pero –remarcó–si se asocian el distanciamiento y el uso de barbijo”.
“Un ejemplo gráfico de esto–planteó– son los entornos cerrados donde hay un fumador, la mayoría de las personas van a aspirar el humo. Si esto sucede al aire libre, el humo se dispersa más fácilmente y si además usan barbijo es casi nula la posibilidad de que inhalen el humo”, señaló.
Sin embargo, consideró que la dinámica de este virus “no puede abordarse de manera unicausal” y subrayó: “Debemos continuar con las mismas estrategias de mitigación para evitar una segunda ola. Uso de barbijo, distanciamiento, higiene personal, evitar aglomeraciones, eventos cerrados y estrategias de inmunización cuando tengamos disponibilidad de la vacuna”.
“Las ciudadanas y ciudadanos de Rosario tenemos que demostrar que podemos sobrepasar esta situación, con responsabilidad social, empatía y apoyándonos en un sistema de salud sólido que trabaja desde años para el bienestar de los rosarinos y rosarinas”, concluyó.
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