Es la escena más temida de la pandemia. Que un médico tenga que elegir entre la vida de un paciente u otro porque no hay recursos suficientes para ambos, parece una pesadilla y suena a ciencia ficción pero es una realidad en muchos países arrasados por el coronavirus y una posibilidad firme en Rosario, de acuerdo a lo que se viene advirtiendo tanto del sector público como privado.
La médica Silvia Martínez se animó a darle una mayor entidad a esa posibilidad. En diálogo con Radiópolis (Radio 2) confirmó que el Hospital Provincial tiene listo un documento que han distribuido en guardia y salas generales, destinado a los médicos a fin de darle apoyo, contención y claridad en caso de que deban tener que decidir entre la vida de un paciente u otro. Para aportar claridad, graficó: “Es lo mismo que en una catástrofe, en la que hay una franja de pacientes que posiblemente pudieran estar vivos pero muy graves que se dejan de lado. Es lo que desgraciadamente estamos haciendo ahora, con los criterios lógicos”.
Martínez advirtió que aún no tuvieron que ponerlo en práctica aun, pero alertó: “Hoy tenemos limitados los recursos y las camas están completamente limitadas, la situación es dramática”. “Nunca pensamos que íbamos a estar en una situación como esta”, continuó y comentó que fue tuvieron que adaptarse a esta realidad: “El año pasado hicimos una recomendación porque parecía que venía el tema pero por suerte después se alivió, pero este año tuvimos que readaptar el escrito que habíamos hecho en estrategias de reasignación de recursos, las escribimos para este año malo y trágico por las camas ocupadas que hay, y las distribuimos. Es una apoyatura, un acompañamiento, son recomendaciones no vinculantes pero en apoyo a los que están en el frente de batalla”.
Asimismo, explicó que se trata de una clasificación de niveles, en A, B, C y D, basados en las comorbilidades, el estado previo, la fragilidad y la expectativa de vida. “Los A son pacientes con nivel bueno de salud previo al ingreso, el B con patologías limitantes pero C y D son pacientes ancianos con gran fragilidad en su salud con pocas posibilidades, en base a eso se clasifica”, detalló.
“Tenemos que tener la cabeza fría y escribir los fundamentos para contribuir con los médicos expuestos para que tengan una ayuda”, sumó y advirtió: “El paciente se trata con todos los recursos que puede y hay que hablar con el familiar con toda la delicadeza y prudencia y se le explica la realidad”.
Por último, manifestó: “No nos tocó aún tener que elegir quién vive, pero estamos preparados, tenemos que hacerlo para ser justos”.
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