Esta semana un hombre ciego de 40 años pidió ayuda en un programa de radio (Radiopolis, Radio2). Su esposa llamó al medio pidiendo dinero para poder pagar una prótesis que usaría en la cavidad ocular. El hombre debe disimular los defectos físicos de haber perdido el globo ocular derecho. Es padre de tres niñas y su rostro deformado por la ausencia de ese ojo genera “rechazos de los impresionables”, explicó su esposa.
“Ver el rostro de un hombre ciego sin los glóbulos oculares y los párpados cocidos impacta”, agrega la oftalmóloga encargada del procedimiento. El costo de cada prótesis es de 450 mil pesos. Su mujer llamó a la radio y suplicó un auxilio para recolectar ese dinero. Entregó el alias de su cuenta y al cabo de algunos minutos había juntado mucho más de lo que necesitaba. “Esta noche en casa se come un rico guiso”, agradeció más tarde por wasap.
La historia no termina allí. El matrimonio (el ciego y su esposa) no es la primera vez que llama a un medio de comunicación solicitando auxilio. Desde que Emanuel fue herido con tres disparos, dentro de un auto con un arma de fuego que manipulaba un agente policial, su vida económica ha dependido de subsidios, colectas y un chulengo ardiendo brasas para tostar las tartas asadas que venden en la calle.
Hace ya dos años que lleva la discapacidad visual a cuesta. Un lomo que no supo vivir en la oscuridad y para todo necesita del auxilio de su esposa. Cuando narrábamos su historia en la radio para convocar donaciones que le permitan andar más o menos normal, la casilla telefónica se inundó de vecinos que tenían otra historia para contar y lo distanciaba de la piedad o la lástima que daba su fisonomía sin ojos.
El balazo que lo dejó ciego lo recibió de un policía qué Emanuel conocía. Se encontraron apenas entrada la noche el 3 de mayo de 2022, otro auto se puso a la par del vehículo donde estaban reunidos, y ahí aparecieron los balazos. Tres proyectiles dieron en el hombre ciego: en la sien, en la cara y en el cuello. Está vivo de milagro, pero desde ese día es un discapacitado visual.
El policía (vestido de civil) después de los disparos bajó del auto reseteó su teléfono, dio en la justicia una versión distinta de los hechos y fue imputado por intento de asesinato. ¿Por qué quiso matar de tres tiros en la cabeza al hombre que hoy está ciego mendigando ayuda por radio? La respuesta no fue aclarada en la justicia. Y la ausencia de ese detalle construye una historia donde el rechazo al hombre sin ojos no es sólo estético sino más profundo.
Ayudar a un desvalido después de haber sobrevivido a un ataque de tanta violencia fue una consigna que desafió los prejuicios. Desde la radio se pedía dinero para una prótesis para un hombre que sin ojos era cuestionado por vecinos y oyentes. “Si recibió tres tiros de un policía de civil, de noche y dentro de un auto al que le faltaba la patente, en algo turbio andaba”, escribían algunos vecinos anónimos y conocedores de la historia.
Las trampas aparecen en cada esquina y detrás de las fachadas hay un mar con personas ahogándose todo el tiempo
Emanuel se transformó rápidamente de un ciego pidiendo un globo ocular protésico a un turbio ex albañil bardeado por oyentes de radio que creían que él también debió ser investigado.
La familia del hombre tiene una enorme musculatura por remar en medio de esos pantanos. ¿Merece ayuda? Una historia incompleta, sin respuestas claras, somete al ciego al escarnio público con conclusiones contundentes. ¿Y si la colecta es una estafa?, se preguntaban en el medio del relato conmovido de la mujer.
“Es preferible ser engañado por ser piadosos a dar la espalda a un pedido de ayuda”, decían otros. La fábula del pastorcito y el lobo de Esopo. ¿Cuántas veces iremos en ayuda ante un falso pedido de auxilio? No sabemos quién ganó esa pulseada mientras la esposa del ciego logró juntar el dinero que le permite pagar su primera prótesis: 450 mil pesos para un globo ocular que disimule la falta del ojo.
La oftalmóloga de Emanuel corroboró los hechos, los funcionarios municipales dedicados a integrar a los discapacitados visuales también. Hay que chequear mucho, confiar otro tanto, para que esas historias se armen como un espejo roto donde mirarnos.
También somos eso. Desconfianza y distancia. Nadie quiere que el lodazal toque la puerta de casa. Las trampas aparecen en cada esquina y detrás de las fachadas hay un mar con personas ahogándose todo el tiempo.
Los que saben salvar vidas en el mar cuentan que cuando van a rescatar a un bañista en problemas lo primero que hacen es tratar que esa persona, a punto de ahogarse, no intente salir a flote ahogando a su salvador. Para que eso no suceda a veces hasta lo golpean para noquearlo y así lo rescatan mansamente. Parece cruel, pero es sumamente efectivo.
Un hombre ciego, vivo de milagro después de haber recibido tres disparos en su rostro, usa a su familia de bastón. Su familia pide ayuda y piedad por los medios de comunicación. Los medios dudamos si la colecta es el mecanismo adecuado.
En fin, están solos en un mundo oscuro donde cerrar la puerta y no ver lo que pasa allá afuera es un falaz escudo protector. Tal vez esa trompada que dan los bañeros para que los ahogados no los hundan en ese mar de miserias.