Rosario, una ciudad para no aburrirse. Y no se trata de un eslogan que busca atraer turismo, en tiempo de boliches, shoppings y casino cerrados –y bares donde por poco no exigen una carta astral para el ingreso–; sino más bien de un raconto en el sentido diametralmente opuesto: a la pandemia de coronavirus se sumó últimamente el incesante e irrespirable humo de las islas y este martes, por si quedaba alguno sin asustarse/preocuparse/indignarse, aviones militares con un estruendoso ruido sobre la ciudad.
“¿Por qué no avisaron?”, se preguntaron algunos. “¿Y por qué habrían de avisar?”, retrucaron otros. La sensibilidad está a flor de piel en estos tiempos carentes de abrazos y después de tantas semanas de encierro; cualquier episodio fuera de esquema acelera el corazón.
Y otro detalle que se les pasó por alto a los organizadores de estos ensayos para el 20 de Junio –de eso se tratan los sobrevuelos de esas extrañas y poderosas naves–: en Rosario hace poco explotó un edificio y se derrumbó otro, con un sonido atronador que escucharon todos y que nadie olvidará. Más de un millón de personas llevan grabado ese trauma, en mayor o menor medida.
Igual, las reacciones fueron de lo más diversas pero casi todas signadas por el miedo: quienes creyeron revivir la tragedia de calle Salta, los que pensaron que se iniciaba un bombardeo o, de mínima, un golpe militar, o bien que alguna aeronave fuera de control podía estrellarse en plena zona urbana.
También, los peronistas que tuvieron reminiscencias del bombardeo a la Plaza de Mayo en 1955 –justo es el 65º aniversario– y hasta quienes supusieron que, viniendo desde Victoria, podían ser ovnis.
De alguna manera, casi todos tuvieron el acto reflejo –ambiguo, por cierto– entre la curiosidad de asomarse a ver pero de ponerse a resguardo ante ese estridente espectáculo visual y sobre todo sonoro.
Lo cierto es que por un rato, Rosario se olvidó del covid-19 y de la asfixiante quema de pastizales del otro lado del río cuando los dos aviones A4 (los que hicieron el mayor ruido), un Lear Jet 35ª, un King Air 200, un Cessna Caravan, un Fokker 28, y 2 Texsan perforaron el manto de humo gris reinante a pocos metros del cemento rosarino.
Según informa el aeropuerto local Islas Malvinas –con un tuit posterior al paseo aéreo– “hasta el próximo sábado se realizarán prácticas en el cielo rosarino desde las 8 hasta las 17”. Así que las próximas pruebas ya no deberían asustar.
Todo para el –inusual por la pandemia– acto del Día de la Bandera del sábado, y eso que el presidente Alberto Fernández ya avisó que no viene.