La pelota llora. Está de luto. No tiene consuelo. Se ha ido Omar Arnaldo Palma, uno de los que mejor la ha tratado. Un distinto. Un jugador de toda la cancha. Para quien escribe estas líneas, el jugador más importante para la historia de Rosario Central. No el mejor (eso quedará para Kempes o Di María que construyeron carreras magníficas y se llenaron de gloria con la celeste y blanca). Pero sí el más importante para su historia.
El que bien jovencito empezó a grabar su nombre en el Central campeón de 1980 con un golazo antológico en la final del torneo nacional, el que condujo con maestría al equipo campeón de la temporada 1986/87 (torneo del que además de figura fue goleador) y el que entregó toda su experiencia para llevar a Central a su único título internacional en 1995. 3 veces campeón con el canalla y siempre siendo clave. Proeza que nadie logró igualar. Por eso, afirmo otra vez: Omar Arnaldo Palma fue el jugador más importante para la historia de Rosario Central.
Yo sugiero a los pibes que no hayan tenido la fortuna de verlo jugar, que observen algún video de su juego, como el golazo que le hizo en un amistoso al Real Madrid (jugando para el Veracruz mexicano), o mejor aún, que les pregunten a sus padres, abuelos, tíos o algún amigo que peine canas cómo jugaba Omar Palma.
Llevaba la 10 pero era un jugador de toda la cancha. El armador que todo lo entendía. Siempre la cabeza levantada, encontrando el hueco para el pase perfecto, el momento preciso para la gambeta, el lugar oportuno para el gol. Ángel Tulio Zof siempre decía "a mí dame a Palmita y un buen arquero que yo después me arreglo". El sabio Don Ángel lo tenía como su jugador fetiche. Es que El Negro mejoraba también a sus compañeros. Era muy completo. Un verdadero cráck de toda la cancha. Tan bueno era que jugó en gran nivel hasta los 40 años.
En los 90 y ya en los últimos años de su carrera, El Negro Pedro Marchetta armó un equipo ultraofensivo que quedó grabado por siempre en la memoria del hincha canalla con un medio que tenía talentos como Nuno Molina, Vitamina Sánchez y Kily González. ¿Quién sería el 5 para equilibrar todo eso? ¿Un corredor y experto en quite seguramente? Nooo. El elegido fue Omar, que no solo jugó de 5 sino que además fue figura del equipo y el mejor volante central de un campeonato que tuvo al Canalla peleando hasta el final (finalizó 3° detrás de Independiente y Huracán). Es que el Negro era un sabio con la redonda en los pies y donde lo ponían jugaba bien. En el último tiempo solía ir a ver a los pibes canallas a la Ciudad Deportiva para transmitirles su sabiduría. Su partida deja un vacío gigante. Imposible de llenar. En compañeros y en rivales, porque el Negro era tan grande que era amado por los propios y muy respetado por el resto.
¡Adiós maestro! Los que te conocimos te vamos a extrañar, todo el mundo Central también y la redonda más que nadie. Aunque los grandes como vos, o como tu maestro Don Ángel, sean eternos y no se vayan nunca...