El papa Francisco expresó su "preocupación" por las amenazas que afronta la ciudad italiana de Venecia, desde la crisis climática a la gestión del turismo de masa, denunció durante la misa en la Plaza de San Marcos.

"Si hoy miramos a esta ciudad de Venecia, admiramos su encantadora belleza, pero también estamos preocupados por los muchos problemas que la amenazan", lamentó el pontífice argentino, que este domingo ha visitado la monumental Ciudad de los Canales.

Entre esos riesgos citó el cambio climático porque "impacta en las aguas de la laguna" sobre las que se erige o "la fragilidad de las construcciones y sus bienes culturales" y patrimonio.

Pero también por los problemas que repercuten en la vida de sus habitantes: "La dificultad de crear un ambiente a medida de hombre a través de una adecuada gestión del turismo", apuntó, suscitando el aplauso de los cerca de 10.500 fieles que acudieron a la misa.

"Estas realidades corren el riesgo de generar relaciones sociales deshilachadas, de individualismo y soledad", advirtió.

El pontífice argentino ha emprendido su primer viaje fuera de Roma del año para visitar durante apenas cinco horas esta ciudad y el pabellón de la Santa Sede en su 60ª Bienal de Arte.

Venecia, la Ciudad de los Canales, es Patrimonio de la Humanidad desde 1987 pero afronta numerosos problemas como el turismo de masa y, sobre todo, la despoblación (en su centro histórico ya viven menos de 50.000 personas tras años de pérdida de población local).



Precisamente hace tres días, el 25 de abril, se inauguró un nuevo sistema de reserva para poder entrar en la ciudad, pagando 5 euros, una medida con la que el ayuntamiento quiere gestionar el turismo, aunque los vecinos la consideran inútil y meramente recaudatoria.

El pasado septiembre el comité de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decidió no incluir a Venecia en la lista del patrimonio mundial en riesgo por el plan de conservación de las autoridades italianas.

Entre otras cosas, se ha desviado el paso de grandes cruceros, que antes pasaban cerca de la Plaza de San Marcos, y se ha creado un sistema de diques móviles para aislar la ciudad y evitar las mareas altas del mar Adriático que solían inundarla.

La ciudad, un lugar frágil por estar construido sobre el agua, sufre especialmente las consecuencias del cambio climático y en noviembre de 2019 sufrió las peores inundaciones desde 1966 debido a un aumento del nivel del mar de 187 centímetros.