La alegría y el relax se extienden desde los días más cálidos del año hasta la ropa que se elija para acompañar cada jornada. En tal sentido, un ya clásico elegido es el color amarillo. Llevarlo en un vestido es un verdadero must de la temporada.
Al igual que el rojo, el vestido amarillo contribuye con iluminar la tez y dinamizar estilismos, confiriendo un aura soleada a quien lo luce. Además, existe una gran diversidad en cuanto a siluetas, géneros, largos y cortes.
Por otra parte, las tonalidades son múltiples: no solo el clásico amarillo patito, sino que también pueden verse el amarillo piña, amarillo yema, amarillo girasol, amarillo plátano, amarillo pastel, amarillo cuasi transparente con tendencias hacia el dorado, entre otras opciones.
Las y los diseñadores también dieron cuenta que la tendencia se extenderá hasta el próximo otoño/invierno 2024, en donde la prenda podrá combinarse con leggings e infinitas opciones de abrigo.
A continuación, algunos ejemplos: