La troncanteritis es una de las afecciones más frecuentes que, junto a la artrosis, resultan primera o segunda causa de consulta por dolor de cadera y aparece a partir de la tercera década de vida. Los expertos estiman que 9 de cada 10 pacientes son mujeres y una de sus principales causas es la propia constitución de la estructura de la cadera femenina, más ancha que la de los hombres, por lo que la fascia lata (el tejido conectivo en la parte superior y lateral de la pierna) produce más presión en la cadera e inflamación.
El trocánter y otras estructuras que pueden generar dolor
Esta parte del fémur superior es una zona de hueso en donde se inserta musculatura. La más importante es la del glúteo medio. Allí se concentran una serie de estructuras que pueden generar dolor y constituyen el síndrome del trocánter mayor doloroso o trocanteritis.
Una de las estructuras es la bursa o bolsa de líquido sinovial, la cual actúa como amortiguador ante el impacto del movimiento y reduce el deslizamiento entre los planos musculares.
Otra patología es la que se denomina “cadera en resorte” o coxa saltans que, ante determinados movimientos de la cadera, provoca una especie de chasquido y puede generar inflamación. Pero también hay otros músculos, los rotadores externos de la cadera y entre ellos, muy pegado al trocánter, pasa el nervio ciático y su afectación es más infrecuente.
Uno de esos rotadores externos de la cadera es el piramidal que produce el llamado síndrome piramidal: cuando el músculo está contracturado o existen bandas fibróticas puede haber compresión del nervio ciático y produce lo que se llama la “falsa ciática”, que no procede de la columna lumbar, sino que su origen está en la zona de cadera. El dolor se extiende también por la pierna. Esta afección no se considera una trocanteritis como tal, pero sí se engloba en el síndrome del trocánter mayor doloroso.
“Hay muchas causas que pueden producir dolor trocantéreo, dolores que genéricamente llamamos trocanteritis, aunque el término correcto es síndrome del trocánter mayor doloroso porque hay distintas causas”, precisaron.
Si bien el glúteo es una parte del problema en muchos casos de trocanteritis, no todos tienen su origen en este músculo, también el dolor puede provenir de la fascia lata o de los cuádriceps (músculo en la parte anterior del muslo).
Parece trocanteritis pero no lo es
También existen otras patologías que pueden confundirse con la trocanteritis pero no lo son. Es el caso de una lesión lumbar que irradia dolor a la cadera sin que haya problema en esa zona de cuerpo. También la artrosis o problemas articulares, que lo más frecuente es que duela la zona de la ingle, puede reflejar el dolor en el trocánter y crear una falsa idea de trocanteritis cuando el origen está en una articulación.
Movimientos repetitivos o sedentarismo, dos caras de la trocanteritis
La trocanteritis se da en dos espectros muy diferentes de personas, la gran mayoría mujeres. Por un lado, aquellas muy activas en el ejercicio, sobre todo en carrera donde el impacto puede producir este tipo de dolor, pero también la bicicleta, con el movimiento repetitivo en la flexoextensión en la pedalada, o los ejercicios de sentadillas generan dolor. Allí se les provoca una sobrecarga en la musculatura glútea y se relaciona con la tendinitis.
Por otra parte, se encuentran las personas sedentarias y con poca musculatura. En estos casos es posible que se produzca una rotura tendinosa del glúteo medio a nivel del trocánter y esto puede confundirse con trocanteritis.
Qué hacer y qué no hacer
La trocanteritis suele remitir con fisioterapia y ejercicios de rehabilitación, como estiramientos especialmente en la fascia lata; con infiltraciones; con frío y con antiinflamatorios y analgésicos. Pero, también, cambiando determinados hábitos ya que la zona de la cadera se sobrecarga subiendo escaleras, ascendiendo y descendiendo pendientes (como en la práctica del senderismo) y haciendo ejercicios tipo sentadilla.
En casos más complejos se recomienda la intervención quirúrgica, ya que los pacientes con trocanteritis no han respondido a las medidas más conservadoras, es decir, fisioterapia e infiltraciones. La cirugía puede ser tanto abierta como por vía artroscópica, con incisiones mínimas, y persigue desde alargar la contractura de la fascia lata, eliminar el tejido inflamado como la bursa o quitar la inflamación del glúteo medio, entre otras acciones.
Fuente: EFE.