La excesiva sensibilidad a los olores es infrecuente como trastorno, pero en algunas personas se expresa de forma incipiente. Muchos conocemos a personas que claramente perciben los olores de manera aumentada.
No es precisamente uno de los sentidos de los que se pueda sacar mayor provecho. Por ello, quienes nacen o atraviesan un periodo de hiperosmia ven disminuida su calidad de vida.
Tal como publica el portal mejorconsalud.com, el nombre hiperosmia deriva del griego. Es una palabra compuesta por dos partes más pequeñas: hyper –que significa algo aumentado- y osmia –que es el olfato. Por ende, hiperosmia es el aumento en la sensibilidad a los olores, o sea, el olfato excesivo.
No debe confundirse con la sensibilidad aumentada más común, por ejemplo, en el embarazo. En la hiperosmia diagnosticada existe una disminución del umbral olfativo. Al bajar el umbral, se hace más pequeña la concentración de sustancias requerida en el aire para detectar un olor.
La hiperosmia es muy poco frecuente. No existen estadísticas fidedignas para conocer a ciencia cierta cuántos afectados hay en el mundo. Sí se conocen datos sobre el trastorno opuesto, la anosmia –pérdida del olfato-, que ronda el 0,3 % de la población.
Causas patológicas de hiperosmia
Estrictamente hablando, se considera hiperosmia cuando la sensibilidad a los olores se incrementa por razones patológicas. Entre estas causas tenemos:
- Tumores cerebrales
- Fibrosis quística
- Hipertiroidismo
-Enfermedad de Lyme
- Déficit de vitamina B12
Fuente: mejorconsalud.com