Cada 27 segundos se diagnostica un cáncer de la sangre a nivel mundial. Los más frecuentes son los linfomas, leucemias y mieloma. Si bien no puede prevenirse, existen algunas medidas a tener en cuenta para facilitar la buena calidad de vida a los pacientes en sus recorridos por el sistema de salud.
Cánceres de la sangre
El cáncer originado por tumores sólidos es diferente a lo que se conoce como cáncer de la sangre o enfermedades oncohematológicas. En el primer caso, determinadas células se alteran y comienzan a producir un tejido maligno en alguna parte del organismo; a esto se lo conoce como tumor. Éste va creciendo alimentándose de los vasos sanguíneos y, si se lo deja librado a su evolución natural, tiene la posibilidad de migrar a otros órganos, en lo que se conoce como metástasis.
En las enfermedades oncohematológicas, en cambio, las células de la sangre, médula ósea y ganglios linfáticos son las que se alteran, crecen anormales y se reproducen descontroladamente causando daño en el organismo, en parte, porque la sangre deja de cumplir las funciones que debe cumplir.
El tipo de enfermedad dependerá de qué célula sanguínea esté alterada (células plasmáticas o glóbulos blancos) y cada una tiene más especificidades para determinar qué tipo de enfermedad se presenta. La identificación del tipo específico de la enfermedad, muchas veces identificando a nivel molecular, permite tomar las mejores decisiones terapéuticas para indicar el tratamiento que mejores resultados pueda lograr específicamente en cada paciente según su enfermedad, genética y estadio general de salud.
La Alianza Cáncer de Sangre Argentina (ACSA), integrada por la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA), la Asociación Leucemia Mieloide Argentina (ALMA) y la Fundación Argentina de Mieloma (FAM), difundió 5 medidas orientadas a mejorar el paso por el sistema de salud a los pacientes:
-Campañas de concientización: Para mejorar los tiempos diagnósticos, consideran pertinente realizar campañas dirigidas a alumnos de medicina y médicos de atención primaria. Una encuesta que realizó ACSA en 2023 y presentó meses atrás en el congreso de la Sociedad Argentina de Hematología, había arrojado -entre otros datos- que 4 de cada 10 pacientes tuvieron que ver a 2 o 3 médicos antes de lograr la derivación a un hematólogo, que es quien mejor podría diagnosticar estas enfermedades, e iniciar prontamente el tratamiento que corresponda.
Los pacientes con mieloma refirieron que el síntoma más frecuente era dolor óseo o articular; en las leucemias, el cansancio excesivo, que no facilita en absoluto una sospecha; mientras que, en el linfoma, lo fue el agrandamiento de ganglios (que sí es más específico). A raíz de estas inespecificidades se recomienda no postergar la consulta al médico ante síntomas que llamen la atención. Y, del lado médico, hacer la derivación correspondiente a Hematología.
-Navegación de los sistemas de salud: Los profesionales resaltan que es muy diferente tener una prepaga y vivir en CABA a tener una obra social provincial y vivir en el interior profundo del país. Más allá de que las posibilidades y el acceso a la atención serán diferentes, está muy fragmentada la información sobre qué hacer, qué documentación presentar y a dónde, para lograr que se apruebe la cobertura de tal o cual prestación. Ni siquiera se logra saber dónde está el hematólogo más cercano.
Actualmente, la tecnología permite acceder con uno o dos clics a prácticamente cualquier información. Por lo que a veces "pareciera que se prefiere la confusión y la desinformación para que algunos pacientes queden en el camino y no generen costos adicionales", sugirieron desde ACSA.
-Turnos: Contemplar turnos dobles ante el diagnóstico, recaídas o cambios de tratamiento. “En patologías crónicas complejas, como las oncohematológicas, el tiempo cuenta y es determinante. Por ejemplo, si un paciente deja de responder al tratamiento que está llevando y su enfermedad progresa, tiene que poder ver a su médico en 24 a 48 horas, para poder tomar nuevas decisiones terapéuticas y volver a lograr remisión y continuar con su vida. Turnos a 30 o 45 días en este tipo de casos son absolutamente inadmisibles. Te hace retroceder 20 casilleros, que pueden ser irrecuperables”, explicó Haydée González, presidente de la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA).
-Actualización de vademécums: Incluir drogas innovadoras en los vademécums nacionales y provinciales para que el acceso sea universal e igualitario. “En este punto, constantemente nos vemos obligados a insistir para que obras sociales, prepagas y el Estado actualicen con celeridad sus vademécums, porque la innovación trae tratamientos que están transformando el manejo de estas enfermedades, nuestra autoridad regulatoria los aprueba, pero luego los pacientes no pueden recibirlos porque se frena en la ventanilla de la cobertura de cada uno”, reconoció Mariana Auad, vicepresidente y coordinadora general de la Fundación Argentina de Mieloma (FAM).
En el caso del mieloma, es auspicioso que haya mucha innovación porque es una patología que suele ocasionar recaídas y los pacientes pueden requerir ir avanzando progresivamente a distintas líneas de tratamiento. En ese sentido, la llegada e incorporación de nuevas familias de drogas permite, justamente, que sigan teniendo diferentes herramientas a disposición.
-Entrega de medicación: Regular tiempos de entrega que no superen los 15 días. Desde ACSA solicitan que se establezcan mecanismos universales, que deban ser implementados por todas las formas de cobertura de salud, que garanticen la entrega pronta de la medicación y que se trabaje para evitar interrupciones en su suministro a lo largo del tratamiento. La cobertura de estas medicaciones está garantizada por ley, pero -igualmente- muchas veces los pacientes deben luchar para que esa ley que garantiza su derecho se cumpla.
Fuente: NA.