Recientemente se descubrió que la última generación de medicamentos contra la obesidad -que mostró gran eficacia para tratar la diabetes y reducción de peso- también cuentan con otro "superpoder" menos conocido. El mismo refiere a la capacidad de suprimir la inflamación.

De este modo, aquellos medicamentos agonistas del receptor GLP-1 puede reducir la inflamación en el hígado, riñones y corazón, y parecerían también reducir la inflamación en el cerebro. Esta última cuestión lleva a los científicos a esperar que los compuestos puedan utilizarse para tratar tanto Parkinson como Alzehimer, ya que ambas patologías se caracterizan por presentar inflamación cerebral. Hasta el momento existen 20 ensayos clínicos para explorar estos medicamentos como terapias para ambas afecciones.

Efectos en todo el cuerpo

Los agonistas del receptor GLP-1 incluyen semaglutida, que se comercializa como Wegovy para la obesidad y Ozempic para la diabetes, y tirzepatida, comercializada como Mounjaro para la diabetes y Zepbound para la obesidad.

Los medicamentos imitan una hormona intestinal llamada péptido similar al glucagón 1 (GLP-1), que actúa en el cerebro para reducir el apetito, además de controlar los niveles de azúcar en sangre. Pero una serie de hallazgos, muchos de ellos realizados en los últimos años, muestran la capacidad de la hormona y sus imitadores para calmar la inflamación, causada por una avalancha de células inmunes y sustancias químicas del sistema inmunológico.

Efectos secundarios de los medicamentos contra la obesidad

En un experimento, un agonista del receptor GLP-1 llamado liraglutida alivió la inflamación del hígado en ratones con hígado graso. Un efecto similar se observó en un estudio piloto en personas. En otros experimentos con ratones, la liraglutida demostró potencial antiinflamatorio en los riñones y el corazón. Y el propio GLP-1 reduce la inflamación del tejido adiposo en ratones obesos y diabéticos.

Las reducciones en el peso corporal y el azúcar en sangre que provocan los medicamentos probablemente ayuden a controlar la inflamación. Pero algunos de los efectos antiinflamatorios de los medicamentos comienzan incluso antes de que se logre una pérdida de peso significativa. Es por eso que los científicos creen que hay un mecanismo separado en juego.

En este aspecto, los investigadores notaron una pista potencial: los receptores para GLP-1 son escasos en las células inmunes en muchos tejidos en los que la hormona y sus imitadores reducen la inflamación, pero abundan en el cerebro. Para probar el papel del sistema nervioso, comenzaron induciendo inflamación en todo el sistema en ratones.

Dirigirse a proteínas patológicas

Los poderes antiinflamatorios de los fármacos GLP-1 son prometedores para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer. Ambos se caracterizan por una neuroinflamación que las terapias actuales no abordan eficazmente. Y en ambos trastornos, las proteínas patológicas (por ejemplo, la beta-amiloide en el Alzheimer y la alfa-sinucleína en el Parkinson) interactúan con ciertos receptores en el cerebro para inducir una cascada de eventos que causan inflamación.

La inflamación excesiva puede contribuir a la enfermedad, sostienen los investigadores. Pero los agonistas del receptor GLP-1 parecen tener la capacidad de reducir la inflamación en el cerebro para que puedan seguir produciéndose procesos importantes, como el nacimiento de nuevas neuronas.

 

Fuente: Nature.