Los meniscos son dos estructuras semicirculares cartilaginosas que se encuentran entre la tibia y el fémur, en la articulación de la rodilla. Su función es proporcionar una congruencia excelente a la articulación entre la tibia y el fémur para lograr amortiguar los impactos que la rodilla puede sufrir al momento de correr, saltar o caminar; además de ayudar a soportar la presión del peso del cuerpo en movimiento.

Por este motivo, la rodilla suele ser una articulación muy sensible a sufrir lesiones y el menisco como amortiguador puede romperse o desgarrarse.

Lesiones meniscales

Existen, por lo general, dos tipos de lesiones de meniscos: las producidas por un traumatismo y las que aparecen con el correr de los años como consecuencia de la pérdida progresiva de la resistencia e hidratación del menisco.

Las lesiones del menisco secundarias a un traumatismo suelen ocurrir en deportistas jóvenes como consecuencia de un giro con el pie fijo o por una carga o impacto. Son especialmente frecuentes en deportes de contacto como el fútbol o el rugby. También al realizar cualquier actividad que haga que la rodilla se gire sobre el pie fijo en el suelo, como ocurre en otros deportes como el basquet o el voley.

Por otra parte, es frecuente que el menisco se desgaste y deshidrate con el paso de los años, rigidizándose. Esto se conoce como rupturas degenerativas, provocando pequeñas fisuras, roturas microscópicas que, con el tiempo, se convierten en una lesión más importante. Estas lesiones de menisco se manifiestan con dolor en la articulación, sensación de bloqueo o dificultad para mover la articulación o con derrames de líquido sinovial recurrentes.

Hay otras articulaciones donde hay meniscos como por ejemplo en la cadera, donde también se manifiestan con dolor y por la pérdida de movilidad como consecuencia del bloqueo de la articulación. O en el hombro, donde se puede manifestar también dolor con bloqueos o incluso con inestabilidad porque el hombro se traba fácilmente”, explicaron los expertos.

Pruebas para diagnosticar las lesiones de menisco

Las lesiones meniscales pueden sospecharse mediante un simple examen físico, en donde un especialista solicita al paciente que mueva su rodilla y la pierna en distintas posiciones en pos de observar el grado de dolor y dificultad de movilidad de la articulación.

Asimismo, pueden solicitarse pruebas complementarias como una radiografía, la cual también servirá para descartar otros problemas de rodilla que causen síntomas similares. Sin embargo, al no reflejarse un cartílago en una radiografía, no se puede observar con precisión una lesión de meniscos.

En cuanto a imágenes, la prueba más idónea a realizar es la resonancia magnética. A partir de la misma, es posible confirmar el grado de la lesión. La artroscopia o una artroscopia para examinar el interior de la rodilla y si es necesario, reparar la rotura o el desgarro. El diagnóstico preciso es importante para aplicar el tratamiento adecuado a cada caso.

Tratamiento

Para tratar una lesión leve de menisco, puede ser suficiente para aliviar el dolor mantener la rodilla en reposo, aplicar hielo para la inflamación y tomar analgésicos. “No todas las rupturas meniscales precisan cirugía, las roturas horizontales, que son generalmente roturas degenerativas que se producen a lo largo de los años, que no producen malestar al paciente, se ha visto que no es necesario operarlas”, explicaron.

Sin embargo, en muchos casos, un menisco roto o desgarrado requiere cirugía para su reparación. Sobre todo si la lesión interfiere con el movimiento o puede dañar el cartílago de la articulación. En estos casos, el tratamiento quirúrgico debe realizarse lo antes posible. Aunque no se trata de una urgencia, con el tiempo, la rotura puede agravarse, lesionar el cartílago de la rodilla e interferir en el movimiento de la articulación.

Evitar la rotura de meniscos

Para evitar una rotura o desgarro del menisco, es útil fortalecer la musculatura de la pierna. Una buena musculatura ayuda a coordinar el movimiento de la rodilla y prevenir lesiones del menisco.

Para que la rodilla, y, por tanto los meniscos, no soporten una presión excesiva es fundamental mantener controlado el peso corporal. Manteniendo la articulación de la rodilla en buen estado, se pueden evitar las lesiones de menisco y así seguir llevando a cabo actividades deportivas.

Fuente: EFE.