Un implante altamente experimental que se encarga de administrar estimulación eléctrica a la médula espinal, mejoró sustancialmente la movilidad de un hombre con enfermedad de Parkinson avanzada, según un informe publicado en Nature Medicine.
La tecnología, desarrollada por investigadores del Instituto Federal Suizo de Tecnología en Lausana (EPFL), permite al hombre caminar con fluidez y desplazarse por el terreno sin caerse, algo que no podía hacer antes del tratamiento. El Parkinson provoca movimientos incontrolables y dificultad de coordinación que empeora con el tiempo.
Los efectos del tratamiento han durado dos años. "No existen terapias para abordar los graves problemas de la marcha que ocurren en una etapa posterior del Parkinson, por lo que es impresionante verlo caminar", dice Jocelyne Bloch, neurocirujana de la EPFL y autora principal del artículo.
Pero con sólo un individuo evaluado, aún no está claro si el enfoque funcionará para otras personas con la enfermedad. El siguiente paso “sería realizar un ensayo controlado y aleatorizado”, afirma Susan Harkema, neurocientífica de la Universidad de Louisville en Kentucky que trabaja en terapias de estimulación en personas con lesiones de la médula espinal.
Un enfoque alternativo
La estimulación de la médula espinal implica la implantación quirúrgica de un dispositivo neuroprótesis que envía pulsos de electricidad a regiones específicas de la médula espinal en un esfuerzo por activar circuitos neuronales disfuncionales. La técnica se utilizó de forma experimental para permitir que las personas paralizadas por una lesión de la médula espinal puedan mantenerse en pie por sí mismas e incluso caminar distancias cortas.
Se ha demostrado que el método mejora la marcha de las personas con Parkinson, pero los resultados suelen ser modestos, de corta duración o inconsistentes, dice Bloch. Los investigadores han tendido a colocar el implante sobre la columna superior y media para modular la información sensorial que se dirige al cerebro.
En cambio, el grupo suizo implantó la neuroprótesis en la zona lumbar, sobre la médula espinal lumbosacra. Allí, la estimulación activa la red de neuronas que se extiende entre la médula espinal y los músculos de las piernas. El equipo había aplicado con éxito la estrategia en personas con parálisis por lesión de la médula espinal y llegó a la conclusión de que podría adaptarse al Parkinson.
Para personalizar la estimulación de Marc Gauthier, el hombre que participó en su experimento, los investigadores recopilaron datos sobre sus déficits y patrones de marcha colocando sensores en sus pies y piernas. Luego configuraron la estimulación para compensar cualquier disfunción. Dicha disfunción podría incluir una extensión débil de la rodilla o un problema para contraer los músculos de las nalgas.
"Nuestra especialidad consiste en comprender cómo estimular la médula espinal para ser muy precisos en la forma en que ajustamos el movimiento de las piernas", dice Grégoire Courtine, neurocientífico de la EPFL que desarrolló la técnica: "La novedad de este estudio es aprovechar esta comprensión y tecnología en el Parkinson".
Se necesitan estudios más amplios
No está claro si la estrategia de Courtine es el camino a seguir para la estimulación de la médula espinal en el Parkinson. "No hay datos suficientes en este artículo para concluir que este enfoque será mejor que los tratamientos estándar actuales", dice Harkema. Decenas de estudios han probado si la estimulación de la médula espinal puede mejorar la marcha en personas con Parkinson, pero la mayoría examina solo a unos pocos participantes, por lo que la eficacia del tratamiento sigue siendo incierta. Este campo necesita desesperadamente estudios más amplios, añade Harkema.
Bloch y Courtine planean estudiar el próximo año su tratamiento de estimulación en seis personas más con Parkinson. Mientras tanto, Gauthier afirma que su calidad de vida ha mejorado mucho. Uno de sus mayores desafíos antes del procedimiento fue lo que se conoce como congelación de la marcha, en la que sus piernas se atascaban repentinamente en medio del movimiento.
"Me caía de cinco a seis veces al día", dijo Gauthier en una conferencia de prensa. “A menudo también me quedaba en casa y hace tres años me vi obligado a dejar de trabajar. Por ejemplo, antes era imposible entrar a una tienda debido a la congelación de la marcha que se producía en esos entornos. Y ahora ya no sucede”. Gauthier dijo que anteriormente trabajó como arquitecto y fue alcalde de su ciudad cerca de Burdeos en Francia.
Gauthier había recibido previamente tratamientos estándar para el Parkinson, incluida la estimulación cerebral profunda (DBS), en la que se implanta una neuroprótesis en lo profundo del cerebro. La estimulación cerebral profunda ayudó a reducir algunos de sus síntomas, como la rigidez, pero no pudo superar sus problemas de marcha.
Los sistemas DBS más avanzados que el de Gauthier pueden registrar la actividad cerebral, por lo que los investigadores están trabajando en una estrategia para aprovechar esas grabaciones para comprender las firmas eléctricas de la congelación de la marcha. Los datos podrían usarse en una especie de modo de retroalimentación, de modo que la médula espinal se estimule cuando las piernas más lo necesitan.
Fuente: Nature.