El desarrollo de nuestra personalidad depende de múltiples factores condicionantes, pero no determinantes. “La mente humana, como estructura abierta y dinámica, otorga la oportunidad de generar cambios muy profundos y significativos a lo largo de toda nuestra vida”, asegura el psicólogo Federico Martínez.
- ¿Cómo se desarrolla nuestra personalidad?
- Los seres humanos venimos al mundo como una hoja en blanco, solo acompañados por una dotación genética determinada por nuestra herencia. Este elemento congénito, que define nuestro temperamento, constituye un punto de partida vital. La conformación de nuestra personalidad depende de la combinación de este temperamento con la posibilidad de desarrollar nuestro carácter. El mismo surge al integrarnos y relacionarnos con un medio, familiar, cultural y social. En gran medida lo que somos, depende de la riqueza y particularidas de nuestro mundo vincular. Al nacer, un bebé se inserta en un espacio relacional que facilitará u obstaculizará el grado de desarrollo y contenido que esa mente en formación puede llegar a alcanzar.
- ¿La presencia de los otros es esencial?
- Lo humano no surge en el aislamiento o el vacío. Somos seres emocionales que por naturaleza necesitamos de la presencia de otros significativos para poder surgir y evolucionar. La mente es un fenómeno plural, la compañía del otro es fundante e indispensable. En soledad y aislado, el individuo no lograría desarrollarse. Las influencias recibidas a lo largo de toda nuestra infancia y adolescencia, contribuyen a conformar nuestra personalidad básica. Vamos definiendo a lo largo de nuestra formación una forma de interpretar y concebir el mundo, desarrollamos un universo propio con valores y reglas singulares. Construimos diversas creencias nucleares, estructuras de significado respecto a la imagen y valoración que tenemos de nosotros mismos, los otros y las circunstancias y situaciones del mundo que nos rodean. Aprendemos a ver la vida de un modo muy personal, en sintonía con la conformación de nuestro mundo interno. Lo que captamos y experimentamos, depende en gran medida de estos elementos propios que contribuyen a atribuir un sentido particular a todo lo que nos pasa.
- ¿Qué consecuencias tienen las posibles evoluciones adquiridas?
- Del grado de desarrollo o no alcanzado, de la riqueza de las construcciones logradas o la falta de las mismas, se desprenderá un bagaje de recursos y herramientas para relacionarnos con nosotros mismos y nuestro entorno, que puede ser satisfactorio y saludable para el protagonista, o fuente de dolor e insatisfacción vital al no poder conformar un vivir y convivir deseable.
- ¿Hay chances de modificar lo alcanzado?
- Esta identidad, la personalidad que vamos conformando a lo largo de toda nuestra vida, no alcanza un punto culminante o definitivo. La mente es un sistema abierto a cambios y constantes modificaciones, que bajo las influencias y condiciones apropiadas puede alterar en gran medida su conformación y contenido. Nuestro carácter depende de un modo preponderante de nuestros modos de hacer las cosas, de nuestros estilos de interacción. No somos seres fijos e inmodificables, contamos con un grado de plasticidad para el cambio que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida. Esta posibilidad no es patrimonio exclusivo de la infancia es una chance presente a lo largo de toda nuestra existencia.
- ¿Qué se puede hacer mediante la psicoterapia?
- Los pacientes que asisten a un espacio psicoterapéutico, pese a su gran diversidad, presentan la demanda común de aliviar su malestar o sufrimiento, buscar vivir mejor, sentirse más plenos. De esta necesidad se empieza a trabajar en la idea del cambio. Se explica al consultante que lo que somos no es algo fijo, un ser inmutable, sino por el contrario que todo lo que nos pasa depende del mundo que construimos de la mano de nuestros estilos dominantes de interacción. Somos lo que hacemos. Nuestra manera de pensar y sentir las cosas impacta y condiciona nuestro comportamiento, y a la vez este refuerza nuestras emociones y convicciones. Es en este trípode que la intervención psicológica entra en acción. Favoreciendo procesos reflexivos que lleven a la introspección se busca hacer consciente a la luz del consultante estas tendencias de comportamiento y todo lo que las mismas sostienen y generan. Se lo invita a ver sus maneras, a entender cómo las mismas se conformaron, y a su vez comprender sus déficits y lo que no se llegó a desarrollar por falta de estimulación o posibilidades.
Al llevar a la luz estos estilos, se invita al interesado a recorrer nuevos caminos, otras posibilidades que busquen desafiar sus paradigmas y modelos establecidos, bajo la premisa de descubrir si otros destinos pueden demostrar ser mejores. Poner a prueba lo establecido, para modificar ciertas creencias y emociones, y a su vez desarrollar nuevos recursos mediante la interacción en terrenos nunca explorados, potenciará fuertemente la configuración interna del paciente, permitiéndole arribar a una personalidad mejor desarrollada y a resultados y sensaciones más deseables.
- ¿Los cambios alcanzados son sostenibles a lo largo del tiempo?
- En la medida que este proceso reflexivo y de acción se sostiene en el tiempo, y el consultante puede notar que en sus nuevas exploraciones se siente mejor y se potencia, la mente humana sensible a estas diferencias, optará gradualmente por reemplazar viejas concepciones por nuevos hallazgos más convenientes. Si se experimenta subjetivamente que lo novedoso es superador, el psiquismo va incorporando e integrando progresivamente en la personalidad dichas modificaciones. Lentamente el paciente va pasando de un ejercicio mecánico donde lúcidamente se persigue y se busca el cambio, a una situación donde las nuevas adquisiciones fluyen espontáneamente de forma natural o automática. Este último elemento resaltado permite observar la posibilidad de que las transformaciones perduren en el tiempo, ya que los nuevos elementos se incorporan y acoplan a la personalidad.