A mayor nivel educativo, una dieta más saludable es la conclusión de un amplio estudio que examinó datos nutricionales de países europeos. La tendencia es particularmente importante en naciones de menores ingresos.
El trabajo tomó datos de 27.334 personas de 12 países europeos, los cuales fueron analizados por la Universidad de Leeds, en colaboración con la Ocina Regional de la Organización Mundial de la Salud para Europa (OMS Europa). Concretamente se examinaron las interacciones entre el estado socioeconómico, la educación y la dieta.
El resultado, publicado en la revista Plos One, mostró por primera que vez que a medida que aumentaba el nivel de educación individual, también subía la ingesta nutricional como parte de una dieta saludable, particularmente el hierro y el folato total.
Teniendo en cuenta que la mala alimentación y la desnutrición están relacionadas con enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, los investigadores hicieron especial hincapié en la necesidad de aplicar fuertes políticas que apoyen una buena nutrición sobre todo en grupos de educación inferior.
La autora principal, la doctora Holly Rippin, señaló que el estudio "muestra que el ingreso nacional y la calidad de la dieta parecen estar vinculados, y la educación podría proteger contra algunos de los efectos negativos a largo plazo de la mala nutrición en la salud de la población".