Durante la adolescencia, las personas experimentan una serie de cambios biológicos, psicológicos, sexuales y sociales. Avanzada la misma y previo a la adultez absoluta, entre los 18 y 20 años, los jóvenes empiezan a experimentar mayores cambios a nivel genito-urinario y a padecer, en algunos casos, problemas urológicos vinculados a una mayor frecuencia de experiencias respecto de su vida sexual.

Entre los problemas más comunes, explican los expertos, se encuentran algunos vinculados al pene. "Sobre todo problemas de fimosis y de frenillo", resaltan. Para profundizar, desde el Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid (España), brindaron más información: "Es frecuente que entre los 18 y los 30 años, el urólogo atienda estos procesos peneanos y otros como infecciones urinarias, enfermedades e infecciones de transmisión sexual -ETS e ITS-, cólicos nefríticos por cálculos renoureterales y, en determinados casos, asuntos de disfunción eréctil".

Por otra parte, es fundamental recordar que el cáncer de testículo suele desarrollarse a edades tempranas, por lo que, ante cualquier anomalía, es importante acudir a una consulta con urólogos.

La consulta en urología

Muchas veces sucede que toda temática vinculada al aparato genito-urinario suele generar pudor o vergüenza y, a diferencia de las mujeres que suelen asistir al menos anualmente a una consulta ginecológica, no es costumbre para los varones tener una frecuencia similar con el urólogo. Esto genera que, de haber alguna patología, probablemente se diagnostique con la misma ya avanzada.

Por este motivo, es clave resaltar que ante cualquier síntoma, dolor o malestar a nivel escroto-testicular, cambios de color, olor, aspecto de la orina, se dirijan a hacer una consulta para identificar el problema e iniciar el tratamiento correspondiente.

De fimosis e infecciones urinarias

Los problemas más habituales se vinculan al prepucio redundante, es decir, cuando la piel que recubre el pene se ve más larga, más abundante y más estrecha de lo normal. Esto genera problemas como que el glande no se descubra durante la erección y la misma no sea la adecuada. Esto se denomina fimosis.

Además, pueden aparecer síntomas como dolor en la región lumbar o abdominal (cólico renal), cuadros febriles (infección urinaria), micción dolorosa (escozor, ardor), micción con sangre (hematuria), dolor durante la eyaculación, dificultad para mantener una erección, o detección de bultos o dolor en los testículos.

Cuando un joven acude a la consulta con problemas urológicos implica que se debe realizar una evaluación exhaustiva buscando los motivos que expliquen la sintomatología que se ha puesto de manifiesto. Esta debe incluir una buena historia clínica, examen físico detallado, análisis de sangre y de orina, ecografía de aparato urinario y, en algunos casos, estudios urodinámicos para evaluar la dinámica de la micción.

Enfermedades e infecciones de transmisión sexual

Por otra parte, otra cuestión que suele costar abordar son las ETS o ITS, las cuales han ido en aumento durante los últimos años como consecuencia de la falta de control de la propia salud, posiblemente por deficiencias en la educación sexual, por prácticas sexuales de riesgo, no utilizar adecuada protección durante relaciones sexuales o, incluso, por abuso de ciertas sustancias tóxicas como alcohol o drogas que se asocian luego a sexo de altísimo riesgo, según la Organización Mundial de la Salud.

Los gérmenes que provocan las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) están en los fluidos del cuerpo como la saliva, la orina, la sangre, los fluidos vaginales y el semen. Las más frecuentes entre los jóvenes incluyen sífilis, la infección por clamidia, gonorrea, herpes, HPV (virus del papiloma humano), hepatitis B o virus de inmunodeficiencia humana adquirida (VIH), entre otras.

“Las ETS pueden causar inflamación de los genitales, dolor al orinar, lesiones en el pene, infertilidad, incontinencia urinaria, disfunción eréctil, dolor crónico en la zona genital, prostatitis, enfermedad inflamatoria pélvica en las parejas sexuales y en casos extremos, aumenta el riesgo de padecer cáncer”, detallaron. Sin embargo, muchas ETS son asintomáticas, lo que hace que el riesgo de contagio aumente considerablemente por no saber que se padece y, además, no cuidarse adecuadamente. Es por ello, también, que resulta clave contar con revisiones urológicas con frecuencia, a la vez que acudir ante alguna sospecha de contagio.

La disfunción eréctil, otro de los problemas urológicos en jóvenes

La disfunción eréctil es también un motivo de preocupación entre la juventud por varios motivos, porque afecta a su autoestima y a su calidad de vida y porque puede que existan problemas de salud más importantes.

Ante este problema se debe acudir a la consulta del urólogo para que pueda identificarlo y poner el tratamiento más conveniente según cada caso, ya que existen desde terapias psicológicas, hasta medicamentos especializados que ayudan a llevar una vida sexual satisfactoria.

 

Fuente: EFE.