Las hormonas ejercen una gran influencia sobre el cerebro, la conducta y el estado anímico. Por tal motivo, la gran mayoría de psiquiatras realiza estudios integrales que incluyen el análisis de los valores de las mismas para comprender la totalidad de una situación en particular y, de ese modo, realizar un abordaje y tratamientos más subjetivos.
A continuación, cuáles son las 5 hormonas clave:
-Estrógenos: Se trata de la hormona que prevalece en el sexo femenino, aunque en menor cantidad también aparece en el masculino. Sus beneficios están ligados a la evitación de osteoporosis, prevalencia de colesterol “bueno” (HDL), relajamiento de arterias y prevención de formación de ateromas. A su vez, mejoran el riesgo cardiovascular.
-Dhea: Encargada de compensar los efectos nocivos del cortisol, su déficit está ligado a la producción de procesos inflamatorios, desequilibrios en los niveles de dopamina y serotonina, lo que pude llevar a patologías como la fibromialgia, alteraciones autoinmunes, fatiga crónica, entre otros.
-Hormonas tiroideas: Forman parte de la acción de la noradrenalina y serotonina, condicionando el estado anímico además de producir efectos en la memoria. Que las mismas se encuentren produciéndose en exceso, puede tener consecuencias como ansiedad, irritabilidad y nerviosismo. Por el contrario, la falta de estas hormonas genera olvidos, falta de concentración, cansancio, confundiéndose con la depresión.
-Serotonina: la misma controla la secreción de insulina, siendo así la hormona más importante para la regulación de glucemia en humanos y animales. A la inversa, la resistencia de la insulina disminuye la cantidad de serotonina, contribuyendo con sintomatología depresiva y sensación de saciedad, de la que también es responsable esta última.
-Testosterona: A diferencia de los estrógenos, se trata de la hormona sexual que prevalece en el sexo masculino, apareciendo en menor proporción en el femenino. El exceso de esta hormona puede predisponer al aumento de agresividad, en tanto, su déficit conlleva síntomas como pérdida de deseo sexual, de erección, de musculatura, dificultad para conciliar el sueño, entre otras. Controlar sus valores puede ayudar a regular problemáticas ligadas al buen descanso, concentración y, por supuesto, el estado anímico.