Ya en 2012 el sociólogo y antropólogo Pablo Semán escribió sobre el nacimiento de un nuevo sujeto político; ese que el 19 de noviembre último llevó a Javier Milei a ser el primer –autoproclamado– presidente liberal libertario de la Argentina y del mundo. En poquísimo tiempo Milei pasó de comentarista televisivo, a diputado nacional y ahora jefe de Estado. Supo hablarle y convocar a aquel sujeto político que nacía en el 8N –las marchas multitudinarias que estallaron en varias ciudades a poco más de un año de la contundente reelección de Cristina Kirchner, pero en su contra, contra el cepo al dólar, al impuesto a las Ganancias, a la inflación y la inseguridad y por la libertad, entre otras banderas– y sobre el que Semán advierte una probable fragmentación.

Ya por entonces, esto es, 2012, aunque también antes, la oposición comenzaba a girar en torno de un reclamo harto repetido hoy: la libertad. Y Milei, en términos del teórico político Ernesto Laclau, mal que le pese, con muñeca populista lo convirtió en su significante vacío, ese elemento capaz que articular demandas heterogéneas en una identidad (popular) sobre la que construir hegemonía. O sea, poder.

“A esta marcha de la libertad se suman, y en ella se purifican, los que creen que no pueden viajar al exterior y los que creen que bancan el país con sus impuestos como si a ellos el país no les diera nada (¡que prueben a ver cómo se puede producir y exportar soja sin Estado!)”, escribió Semán once años atrás para Página 12 y ya entonces no dudaba: “Ese sujeto –aún cuando no tenga hoy una articulación partidaria o electoral– la tendrá”.

Le faltaba aún organicidad y conducción y menos de una década después consiguió todo con Milei, que supo moldear esa rabia y descontento –“articular”, diría Laclau– en un verdadero populismo de la libertad.

Así las cosas, Semán ahora ya afirma: “Está entre nosotros”. Y se pregunta: “¿De dónde sale (él ya lo sabe) y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir (él sí la vio)?”. Tal es el título del libro que lanzó con Siglo XXI y que reúne su propio trabajo y el de Sergio Morresi y Martín Vicente; que analizaron “la constante irregular” de la nueva derecha en la Argentina; el de Melina Vázquez, que puso la lupa sobre la joven militancia libertaria; el de Ezequiel Saferstein, que se metió con la batalla cultural a través de los libros y las redes; y el de Nicolás Welschinger con el que el propio Semán escribió sobre las raíces sociales de la aceptación del planteo libertario y el “mileísmo de masas”.

El lunes pasado, en contacto con Podría ser peor (Radio 2), Semán habló de este trabajo y de las conversaciones que dispara. Aún Milei no había sacado su mega Decreto de Necesidad y Urgencia para "la reconstrucción de la economía argentina", pero su ministro de Economía, Luis Caputo, sí había planteado unas primeras medidas que tras el DNU resultaron lo que siempre avisaron: apenas un primer bocado del plato fuerte que vendría después.

El sociólogo, autor también de Vivir la fe, habló antes incluso de los primeros cacerolazos, que en rigor, quizás con alguna excepción, no convocaron a aquel sujeto político que mencionamos al principio, a aquel que se sentía sojuzgado en 2012 y que confía en Milei y encuentra en él esperanza. De acuerdo a recientes encuestas de opinión, sus primeros pasos como presidente cuentan con un apoyo que roza el 60 por ciento. Es sabido igual, todo jefe o jefa de Estado recién asumido tiene su luna de miel con el pueblo, y Milei la inició ya con casi el 56 por ciento del balotaje.

De modo que para Semán, “mucha gente está haciendo economía moral de su hambre, como pasó con (el ex presidente Carlos Saúl) Menem”. Aguantan. Y creen en la prometida luz al final del túnel.

“El dentífrico no vuelve al pomo”, ilustró. Aunque el sujeto político de Milei, construido por fuerza propia y ampliado con ayuda –de los Bullrich y los Macri de la vida– pueda fragmentarse a futuro, lo que para el antropólogo parece seguro es que el que llegó a ese colectivo defraudado desde el campo nacional y popular, o que ahora o en el futuro cercano o lejano se desilusione también con el libertarianismo, “no irá en masa a votar a Massa”. Primero, porque claramente no es opción, pero principalmente porque ya es otra su identidad. 

–¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?

–Con Sergio Morresi, Martín Vicente, Melina Vázquez Ezequiel Saferstein y Nicolás Welschinger hicimos un trabajo que fue mirar distintos mundos sociales de la La Libertad Avanza (LLA), el mundo ideológico, de la organización política, del voto juvenil y la cultura masiva. Sale de prácticas que están en esos cuatro mundos pero muy insertas en el proceso político local donde después de un momento de critica al neoliberalismo que hizo el kirchnerismo, esa crítica empezó a hacer agua y esa agua drenaba para todos lados y Milei la canalizó. Drenaba rechazo hacia el kirchnerismo, que se agrupó en varios lugares, que fracasó con Macri y Milei se puso en un lugar de contener todo lo que drenaba y seguía drenando durante años porque el kirchnerismo fue perdiendo espacios políticos durante 12 años.

Y lo que hizo Milei fue abrazar como dos grandes caudales: la critica que se hizo desde Cambiemos y la propia transformacion de los espacios sociales donde estaba el caudal kirchnerista. Había una práctica de interpelar a los que siempre estuvieron en contra y a los que empezaron a estar en contra de esa experiencia a partir de reconocer su rechazo por lo actuado, y por otro lado darles una bandera que es la de la libertad, que tiene varias connotaciones: la libertad económica, la libertad individual, la libertad frente a tentativas de organizar el pensamiento... no llamaría adoctrinamiento, pero la tentativa de instaurar el punto oficial sobre todo eso, eso sí que el kirchnerismo confundió con producir hegemonía. La idea de la libertad funcionó con todo eso y sobretodo adquiría validez esa reivindicación de libertad en el medio de un fracaso económico creciente. Todo se agudizó enormemente con la pandemia.

–¿Cómo lees esta primera semana de medidas? ¿Cómo se concilian las contradicciones de esta fuerte intervención del Estado en forma de ajuste, recortes de subsidios y subas de tarifas con el posicionamiento liberal libertario de Milei?

–Él genera reacciones en el gobierno que apuntan a varios lados. No quiero usar el término contradicciones porque en general se lo está usando para decir “Milei es contradictorio”, y eso lo opinan los críticos de Milei y yo también, pero no lo opinan los seguidores de Milei.

Por un lado hay improvisación, por otro lado hay una situación muy compleja heredada, y por otro lado hay algo de unas recetas que ellos tienen a priori que para muchos no sirven para solucionar esta situación heredada; pero yo creo que Milei es una persona que tiene objetivos estratégicos bastante claros que está tratando de acomodar, de poner en secuencia su táctica y de darse medios para hacer eso. No digo que le vaya a salir bien, no tengo idea. Mas bien lo que veo es que está haciendo una hiperinflación y una proyección inducida que le permitirían dolarizar y disciplinar las expectativas de la sociedad. Tampoco creo que sea un accidente, creo que hay algo de planificado en eso. El resultado de eso no creo que necesariamente vaya a hacer que la sociedad que lo votó se vuelva antimileísta o sobre todo que vuelva a ser cristinista y kirchnerista. El dentífrico no vuelve al pomo.

Hay un amigo que habla de esto, que dice “hay que despejar las expectativas o las hipótesis objetivistas”, que es “si hay hambre, la gente se pone en contra de Milei”. Mucha gente está haciendo economía moral de su hambre, como pasó con Menem además. No es que es un invento mío. Un idiota comentó que yo no era marxista, y a mi ni me importa ser marxista. Obviamente la gente opera simbólicamente con los hechos materiales. En la época del menemismo la gente le echaba la culpa a (Raúl) Alfonsín de la hiperinflación de Menem y probablemente tenían razón además. Yo no se si no le van a seguir echando la culpa al kirchnerismo o incluso a Macri por la situación económica, entonces hay que ver que no hay una desafección inmediata.

Ahora también, porque la situación es muy compleja y tiene sus matices, y pido perdón porque yo también los tengo, pero es así: si alguien quiere respuestas lineales no las hay, puede ser que esto alcance un nivel de presion y de temperatura que estalle todo por el aire. Yo lo que veo es que es posible un panorama que, o el gobierno consigue disciplinar las expectativas y bajar la inflación; o ir a un proceso muy recesivo y muy inflacionario y eso sería una Argentina muy fea. O pasa otra cosa: descomposición, violencia, fragmentación, que también es una Argentina muy fea.

Argentina está en una situación delicada en la que la solución y los conductores que se nos proponen, solo pueden traer malas soluciones. Y de todas las malas soluciones, creo yo, para mi, de lejos las peores. No es que todo vuelve hacia atrás y la gente vuelve en masa a votar a Massa. Hay muchos que reaccionan como si eso pudiera pasar. Es como ir a buscar votantes arrepentidos de Milei, es payasesco.

–Parece que estamos en los primeros paso o en la gestación de un nuevo sujeto político. Y muchos parecen en la etapa de la negación del duelo: pasaron del “esto no va a pasar, Milei no va a ser presidente” a “no pudo haber pasado”. ¿Todavía cuesta entender la situación?

–Para mi, y lo escribí exactamente con ese título que vos decís, en 2012 ("Un sujeto en plan de nacer", publicado en Página 12 el 22 de noviembre de 2012) dije miren que está por nacer un nuevo sujeto político. Creo que ese sujeto político probablemente se fragmente en esta época, el sujeto que convocó Milei. Ahora, en el mundo nacional, popular y democrático no lo vieron nacer, no creyeron que podía nacer, no creyeron que podía ganar, en el fondo no creen que ganó. Están en negación total. Tampoco saben cuán bajó cayó el kirchnerismo, en términos políticos, no estoy hablando de cosas morales.

Me parece que el kirchnerismo... Alguno me ha criticado que yo hable del kirchernismo y no del peronismo. El kircherismo consiguió lo que quería: ser la reversión del peronismo, al precio de que sea el peronismo más chico de la historia del peronismo. Pero el kirchnerismo y el peronismo hoy son lo mismo y están en negación como decíamos. Y les convendría hacer una proceso reflexivo de cómo llegaron a esto: ser el peronismo más chico de la historia.

–Sos un estudioso de la religiosidad popular, en Vivir la fe analizaste el catolicismo y el pentecostalismo, ¿cómo entendés el costado “místico” de Milei? Sus referencias a las “fuerzas del cielo”, que haya jurado cuando asumió por los santos Evangelios y el judaísmo.

–Hay un fenómeno relativamente estructural en el mundo que los Estados y líderes políticos se conciben a sí mismos como débiles o menores a las tareas que deben emprender entonces todos, de alguna manera, quieren colocar de su lado fuerzas superiores a la humanidad. Eso está en el fondo de lo que mal se llama el retorno de las religiones, que es un tema para otro libro.

En síntesis, la religión no estuvo separada de la política tantísimo tiempo como se cree y no es que vamos a volver al Medioevo, sino más bien que la Modernidad y la separacion duraron muy poco tiempo. Hasta Xi Jinping invoca la tradición confusiana.

Milei tiene esta apelación al judaísmo, que puede ser derivado de su trayectoria personal, no tengo mucha idea de eso, pero lo que importa es que eso le funciona en la sociedad argentina. ¿Y por qué funciona? A mi no me asombra tanto que funcione la interpelación que hace, sino que la religión judía empieza a ubicarse u ocupar un lugar en el espacio simbólico, como la religión madre de los cristianismos. Eso hace 60, 70 años era imposible porque el catolicismo tenía una identidad que dialogaba menos con la experiencia judía. Una vez que el catolicismo y mucho más el mundo evangélico se asumen a sí mismos como nuevos testamentarios, herederos del Viejo Testamento, el judaísmo les empieza a resultar más un fundamento que un enemigo.

Esa posición, asumirse judío, deterotestamentario, partidario del Viejo Testamento, pone a un líder político en una posición de equidistancia respecto de católicos y evángelicos que son las grandes corrientes religiosas de la Argentina y que tienen una expectativa de que haya un fundamento extrahumano para la utilidad humana. No se como llegó a eso Milei, en todo caso sí se cómo funciona o creo tener una hipótesis para entender cómo funciona.