Santa Fe cambia y en principio de modo histórico. Maximiliano Pullaro asume este domingo como gobernador Santa Fe y será el primer dirigente radical en ocupar ese cargo después de 60 años.

Pullaro jurará y dará su discurso inaugural en la Legislatura a las 19. Luego recibirá los atributos de mando de parte de Omar Perotti en la Casa Gris y finalmente se realizará la jura de los ministros en la Plaza 25 de Mayo de la ciudad de Santa Fe.

Los actos se esperan que sean austeros, como el estilo propio del gobernador electo, que entiende que son tiempos para mostrar y transmitir transparencia y contracción al trabajo, como les dijo días atrás a quienes serán sus colaboradores. “Nosotros somos Arturo Illia”, fue aquel mensaje, en referencia al fallecido presidente radical.

La tarea para Pullaro y su equipo asoma compleja por donde se la mire. Con la provincia, y sobre todo la ciudad de Rosario, sacudida por una ola de violencia y delito irrefrenable, con las arcas propias complicadas y un marco económico nacional endiablado, arrancará una gestión que buscará marchar al fin hacia la promesa que incumplió alevosamente que se va: la paz y el orden.

Pullaro, que fue ministro de Seguridad durante los cuatro años de la Gobernación Miguel Lifschitz, el 11 de diciembre de 2019 escuchó de muy mala gana desde su banca de diputado cómo Omar Perotti asociaba en su discurso de asunción a la gestión que él había integrado a un supuesto pacto Estado-delito.

Ahora la situación será inversa: ¿le dirá algo el nuevo mandatario provincial al saliente, que llega a la Cámara de Diputados con la mochila de un fracaso estrepitoso en materia de seguridad?

No parece ser el estilo del radical, que de todos modos sabe que el desafío que tiene por delante es tremendo y que la herencia que recibe es bien deficitaria.

Por lo pronto, a diferencia de Perotti, Pullaro parece llegar con un plan claro para el área más compleja de la gestión: Seguridad. 

Esa agenda incluye ya varios puntos de partida. En el plano legislativo, la prioridad es la sanción de una ley de emergencia que posibilite una inmediata reorganización del servicio policial y de la compra de equipamiento para fortalecer lo más rápido que se pueda los patrullajes en las calles, más una ley de narcomenudeo que coloque en manos de fiscales provinciales la persecución del comercio urbano de drogas.

Además, se planteará una reformulación de la gestión de las prisiones con el regreso de pabellones exclusivos de presos de alto perfil para un control exhaustivo de estos referentes que ordenan delitos desde las cárceles. 

También pretende reorganizar las tareas investigativas, dejando en manos policiales facultades que hoy manejan los fiscales.

Unidos son mayoría

La llegada de Pullaro al poder marca, además, el debut como oficialismo de Unidos para Cambiar Santa Fe, el acuerdo que unió a lo que era el Frente Progresista con Juntos por el Cambio.

Con una ventaja que no tuvieron ni Perotti, ni Michel Lifschitz, ni Antonio Bonfatti, ni Hermes Binner, los cuatro anteriores gobernadores: Unidos tendrá mayoría propia tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores y él mismo fue legitimado con más de un millón de votos. 

Eso le permitiría sacar rápidamente esas leyes que cree necesitar para el corto plazo y también trabajar en proyectos de mediano y largo plazo. ¿Estará entre ellas la reforma constitucional? 

En principio no es una prioridad para el gobernador. Aunque seguramente el tema, que es una necesidad planteada desde hace bastante tiempo, volverá a ponerse en agenda luego de los primeros meses y tiene ahora, nueva relación de fuerzas legislativas mediante, una mejor oportunidad.

Pero por lo pronto el foco será la seguridad. Y, en todo caso, Pullaro apuntará a otros cambios significativos, que podrían romper la lógica con la que se manejaron los poderes en Santa Fe desde hace tiempo. En ese marco se inscribe su pretensión de producir un recambio en la Suprema Corte de Justicia.

Así las cosas, se podría decir que el desafío es enorme, pero las posibilidades también. El minuto cero de Pullaro marca, además, otra oportunidad muchas veces desaprovechada: la posibilidad de generar un liderazgo nacional desde Santa Fe, en un marco político que, con la llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación, deja el tablero abierto a la irrupción de nuevas figuras que rompan la hegemonía ambacéntrica que caracterizaron tanto los tiempos del kirchnerismo como los del macrismo.