La vacuna rusa contra el covid-19 estuvo en tiempo y forma antes de fin de año. Punto a favor para el gobierno nacional y en especial para el presidente de la Nación que había comprometido su palabra en un tema donde jugaba la contraparte rusa y no todo dependía de él y sus funcionarios. Parte de la oposición volvió a patinar, tentada a hacer política desde el minuto de fama que promete un título mediático. Así pasó con la objeción por el país de procedencia de la vacuna, el supuesto boicot oficial a Pfizer, la falta de aprobación para la inoculación de mayores de 60 años, entre la variada metralla de malos augurios que Juntos por el Cambio disparó durante el último mes.

A partir de este lunes las agujas de la Sputnik V se harán carne en unos cuantos miles de argentinos. Es el inicio de una campaña de vacunación sin antecedentes y al mismo tiempo una prueba piloto que le dará algunas semanas a Nación y los gobiernos provincial y municipal para ajustar lo que no haya funcionado o mejorarlo cuando en enero los frasquitos que lleguen desde Moscú se cuenten de a millones.

Operativo Aislamiento

El gobernador Omar Perotti encabezará este martes en Sauce Viejo un acto mitad presencial y mitad virtual de apoyo a su gestión “a pedido de intendentes y presidentes comunales”. No es difícil ver lo oportuno de ese “pedido” en el momento más caliente del conflicto del gobernador con un sector de los senadores del peronismo.

Como siempre en estos casos las ausencias pueden resultar tan significativas como las presencias. Ya recibieron invitación intendentes y presidentes comunales del PJ, distintos espacios partidarios, diputados provinciales y la mitad de los senadores. Si bien se descuenta la presencia de la vicegobernadora Alejandra Rodenas, todos querrán ver cómo manejará el gobierno la convocatoria al NES, el espacio del PJ santafesino que conducen los senadores enfrentados con el gobernador, con Armando Traferri a la cabeza. 

Ese conflicto sigue escalando. Mientras Marcos Corach fue encomendado a caminar sobre las ruinas del dinamitado frente legislativo en busca de que diputados y senadores le aprueben la ley tributaria antes del Año Nuevo, el gobierno se dispone a encolumnar a los intendentes y presidentes comunales del PJ. El acto en Sauce Viejo tiene que ver con eso.

Habrá un mensaje de boca del propio gobernador; y otro no tan explícito para el que quiera entender: de ahora en más el diálogo es directo con la Casa Gris sin intermediación de los senadores en obras públicas y recursos, que junto con los subsidios son los instrumentos históricos para hacer política en sus departamentos. Parece que lo mismo valdrá a la hora de armar listas de concejales y comisiones comunales en 2021.



En la práctica viene funcionando así desde la semana pasada. La primera víctima fue José Pepe Baucero. No lo invitaron al acto de entrega de viviendas en la ciudad de San Javier. Cuentan que el senador lo vivió como “una forreada”. Como estaba en aislamiento, envió un escueto discurso que no se permitió leer y un obsequio artesanal para las familias que no se entregó. Hasta ayer tampoco Osvaldo Quito Sosa había sido invitado a la actividad oficial prevista para esta semana en su departamento Vera. 

El gobierno festejó como propio el golazo en contra del abogado José Luis Vázquez, que dijo que la carrera política de Perotti terminó cuando decidió enfrentar a Traferri y que no llegaría a completar su mandato. El senador salió de inmediato a despegarse y los dichos quedaron circunscriptos al desvarío de un abogado especializado en intimidar con gritos, descalificar y provocar, al que demasiados años de profesión y de “canchero” le hicieron perder la sensatez.

Los egos potenciados traicionan, y no sólo al abogado de Traferri. Es momento de guardar los pergaminos y dejar trabajar a los fiscales que llevan adelante la investigación sobre juego clandestino. Son ellos los protagonistas. El resto tiene la tarea de asistir detrás de bambalinas en silencio, pero sobre todo asumir sus propias responsabilidades. 

Es un alivio para muchos peronistas que se termine el año legislativo y se ponga pausa al descarnado golpe a golpe en el que entraron Perotti y los senadores. Imaginan que en febrero, con interlocutores renovados de ambos lados –que es un hecho que los habrá– será posible una “salida racional” en el que la causa judicial contra Traferri vaya por su lado y la relación gobierno-Legislatura por el otro.

Disyuntiva opositora

Si bien el PJ usa artillería pesada y le suma una cuota recargada de dramatismo, no es el único que enfrenta disputas de poder a su interior. Una disyuntiva sobrevuela al Frente Progresista y divide opiniones. Juntos por el Cambio envía insistentes mensajes para una alianza electoral en 2021 que pueda derrotar al peronismo. Por el momento, un frente de frentes tiene dificultades ideológicas y prácticas para su concreción en 2021.

Los intendentes de Rosario y Santa Fe vienen marcando la cancha desde hace tiempo. Reclaman tener un espacio para opinar a la hora de los posicionamientos políticos y la política de alianzas.



Javkin, por ejemplo, sostiene que el Frente Progresista tiene que crecer a partir de los resultados que pueda mostrar en los gobiernos de Santa Fe y Rosario y no “desnaturalizando” el Frente con la incorporación de Juntos por el Cambio para intentar ganar una elección de medio término, que a su entender no es condición imprescindible para recuperar el gobierno provincial en 2023.

“Hay que tener mucho cuidado. Hay sumas que restan”, dijo en el mismo sentido el santafesino Emilio Jatón, haciendo suya una frase que usó mucho Hermes Binner. Jatón, que también viene reclamando más apertura en el Frente, dirige un gobierno en el que conviven socialistas del espacio de Lifschitz y de Fuerza del Territorio. Este último sector, junto con Bases, resiste la posibilidad de una alianza con Juntos por el Cambio.

Por ahora Miguel Lifschitz habla con casi todos sin tomar compromisos. Sopesa las tensiones internas del socialismo, las expectativas de los socios radicales que hacen política con un ojo en Santa Fe y el otro en el Comité Nacional y, por supuesto, las fisuras en la unidad peronista. Su trabajo es calibrar debidamente el escenario y mantener abiertas las expectativas de todos. Conducir un proceso que le permita un hipotético regreso al gobierno provincial en 2024 implica sumar sin que lo que se sume por un lado se pierda por el otro.