Tres días. Nueve proyectos que habría que sintetizar, en principio, en un dictamen. Será arduo y complejo el trabajo de los legisladores que pilotean el proceso de reforma constitucional, que pretenden que se encamine definitivamente esta semana: la idea es que entre jueves y viernes la Camara de Diputados y el Senado de la provincia sancionen la ley que convocará a la Convención Constituyente y definirá los temas –capítulos o artículos– que se podrán modificar de la Carta Magna santafesina.
El ámbito donde se buscará llegar a un texto de consenso es la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. Este mismo lunes a ñla tarde comienza allí el debate formal, que en realidad ya arrancó en términos informales con contactos entre los negociadores de los distintos sectores que levantarían para sancionar la ley de necesidad de la reforma.
Esa norma, para ser aprobada, necesita una mayoría especial de dos tercios de los legisladores presentes: en el Senado el oficialista frente Unidos los tiene por sí mismo. En Diputados, que será la cámara iniciadora, no: tiene 28 votos propios, pero se sumarían además dos del Frente Amplio por la Soberanía (Claudia Balagué y Fabián palo Oliver), el outsider Juan José Piedrabuena y al menos cuatro votos del perottismo (el de Walter Agosto está en duda).
Es decir que, si se cierra el acuerdo, serían 35 votos, uno más de los 34 que se necesitan para sacar la ley en la sesión del jueves. La aspiración de Unidos es sumar entre dos y tres votos más del peronismo. Alejandra Rodenas, Lucila de Ponti y Verónica Baro Graf hasta aquí fueron críticas con la forma en que el oficialismo viene llevando adelante el tema y de hecho fueron parte del duro comunicado del PJ que cuestionó que lo que se busca es la perpetuación en el poder del actual gobernador Maximiliano Pullaro. Pero después de ese texto de una semana atrás se abrió un canal de diálogo institucional que puede cambiar las cosas.
Este lunes a la mañana habrá una nueva reunión del atomizado PJ santafesino que definirá la postura institucional del partido de cara al debate que comenzará por la tarde en la comisión de Asuntos Constitucionales de Diputados. Que los votos de Perotti estén condiciona de alguna manera al resto del peronismo: ¿se planta en una posición crítica dura y se queda afuera o la flexibiliza y forma parte de un diálogo que le permitirá ser parte de un debate trascendental para el futuro político-institucional de la provincia?
La cocina
La comisión de Asuntos Constitucionales cocinará el texto que tendrá la ley de necesidad de la reforma, que es clave porque no solo definirá no solo cómo se elegirán los convencionales constituyentes, sino también cuál será su campo de acción.
Es que, según explicó a Rosario3 el profesor titular de la cátedra de Derecho Constitucional de la Facultad de Derecho de la UNR, Maximiliano Torricelli, la norma define el temario, cuáles son los puntos que pueden ser incluidos en la reforma y cuáles no. “La Convención Constituyente no es de por sí soberana”, señaló.
Es decir, que quienes participen en la negociación que habilitó el oficialismo tendrán la posibilidad de tallar en la elaboración de ese temario.
El socialista Pablo Farías, titular de la comisión, invitó a las reuniones que comenzarán este lunes –habrá también una el martes y el miércoles se espera llegar al dictamen– no solo a los integrantes de las mismas sino también a los autores de los nueve proyectos con estado parlamentario y también a los senadores, con la idea de llegar a la sesión del jueves de la Cámara baja y la del viernes en con un nivel de consenso que asegure la sanción sin cambios.
La idea del socialismo es que todos quienes formen parte del acuerdo puedan incluir tópicos de su interés, aportar su granito a la reforma.
Hay, de todos modos, puntos espinosos que puedan dificultar el acuerdo. Los más conflictivos en este momento son la forma de elección de los convencionales, si hay instancias de primarias o no, y el piso de votos que se va a exigir para entrar en el reparto proporcional de bancas en la Convención Constituyente.
Sobre el primer punto, el oficialismo propone que sea en espejo a la composición legislativa: 50 por distrito único y los otros 19 uno por departamento. El perottismo, en cambio, propuso que sean 69 por distrito único.
Unidos quiere que la elección sea en abril, sin primarias abiertas simultáneas y obligatorias (Paso). Eso puede ser un problema para el peronismo, por su atomización interna. La alternativa es habilitar una PAS (primaria abierta simultánea) para los partidos que lo necesitan.
En cuanto al piso de votos para entrar a la Constituyente, el perottismo propone que sea del 3 por ciento, una vara alta que puede complicar el respaldo del Frente Amplio por la Soberanía.
Temas que sí y temas que no
La voz cantante contra la reforma constitucional en la Legislatura, en la sesión del jueves, la llevará adelante, como ya pasó con las reformas previsional y judicial, Amalia Granata.
La diputada de Somos Vida ya anticipó que, igualmente, una vez consumada la ley de necesidad de la reforma se postulará a convencional e impulsará la eliminación del Senado y que Santa Fe marche hacia la unicamericalidad.
Pero, como explicó Torricelli, eso será imposible si el tema no es incluido en el texto de la ley de necesidad de la reforma. “Las convenciones en principio son autónomas, pero no de por sí soberanas. Pueden reformar dentro de lo que se les marca, ellas deciden cómo, pero no fuera de ello”, dijo.
Dentro del temario que se defina, en principio no habría como sucedió con el Pacto de Olivos en la reforma nacional del 94 un núcleo de coincidencias básicas para que los convencionales definan por sí o por no.
Si lo hubiera, señaló Torricelli, la propia Convención Constituyente tendría la potestad de decidir si acepta o no esa modalidad.
Tiempos
El abogado explicó que no hay un plazo constitucional sobre cuánto después de la elección debe ser convocada la Convención. Una posibilidad que se maneja en el oficialismo es que se realice en noviembre, una vez que culmine el calendario electoral con los comicios para diputado nacional de octubre.
La ley sí debería fijar el tiempo de trabajo que tendrá la Convención y Torricelli explicó que el mismo podría extenderse un 50 por ciento más de lo que establezca la norma.
En cuanto a la reelección del gobernador y vice, en principio hay consenso para incluirla en la reforma, aunque el perottismo, en su proyecto, pone un reparo: que no sean incluidos en esa posibilidad los actuales ocupantes del cargo.
Todo indica que la solución para resolver esa diferencia, pues Unidos sí quiere que Pullaro pueda ser reelecto, es que el tema quede para ser resuelto en la Constituyente, es decir que la decisión dependerá del resultado de la elección de convencionales.
Torricelli dio su opinión sobre ese punto y se pronunció por no habilitar la reelección ni del actual ni de ningún gobernador. “Creo que la no reelección hace a la esencia de la institucionalidad en Santa Fe y que nos ha ido bien gracias a eso”, dijo y sostuvo que, de hecho, la experiencia nacional a partir de que se habilitó en el 94 a Carlos Menem a ir por un segundo mandato no fue buena y “debería ser un aprendizaje para todos”.
“Las reelecciones no son buenas. Es bueno el sistema como el nuestro, que te permite volver a competir electoralmente como gobernador con un mandato en el medio. Eso te asegura institucionalidad”, enfatizó.
Autonomía
Además, el docente defendió la reforma constitucional como mecanismo para ir a la autonomía municipal incluida en la Constitución nacional del 94, pero instó a ser cuidadosos con los límites de la misma.
“Hay que ser muy claros con las competencias que se les da a los municipios. Autonomía no implica que vos estés fuera de orden para hacer lo que quieras”, advirtió.
La cuestión de si los municipios pueden crear impuestos o no, por caso, es uno de los temas que consideró espinosos en este punto, pues puede haber superposiciones son los que ya cobran Nación y Provincia.
“El reconocimiento de la autonomía es como la libertad individual. Es importantísimo otorgar la libertad individual, pero vos necesitás maduración para tener libertad porque si no puede ser un desastre”, sostuvo.
El tema de la autonomía y no solo ese, entiende Torricelli, merecen un debate amplio y profundo que, lamenta, “no se quiere dar”.
“Se ha dicho que la reforma es un problema de la política. No, la política define la reforma, pero es un problema de la sociedad en su conjunto. Hoy estamos hablando de resolver en una semana los diversos proyectos de ley de necesidad de la reforma sin que la opinión pública, a partir de entidades intermedias representativas, participe de esta situación”, cuestionó.
El docente pidió que al menos en el proceso electoral de los convencionales se dé un debate real. Es decir, sería absurdo plantear en campaña la unicameralidad si la ley de necesidad de la reforma no incluye el tema dentro de la agenda de lo que se puede reformar.