A 24 horas de la sesión de la Cámara de Diputados que definirá si queda o no en pie el veto presidencial a la ley de financiamiento universitario, el gobierno se siente fortalecido por el respaldo del grueso del PRO –solo quedarían afuera legisladores que responden a Horacio Rodríguez Larreta– expresado por Mauricio Macri, aunque aún no tenía garantías de éxito. Es que para repetir la foto de los “87 héroes” que celebraron con un asado la anulación de la ley de reforma jubilatoria y blindaron el primer veto de Javier Milei a una norma del Congreso le faltaban aún algunos votos.

Hasta este lunes a la noche el oficialismo contaba con 80 votos seguros y la oposición con 159. Entre los 15 en duda está la respuesta a este intríngulis que pone a la gestión libertara frente a una nueva victoria que puede ser a lo Pirro. Pero también muy necesaria como señal de gobernabilidad ante los mercados, el sector que le sonríe con mayor fervor mientras de a poco pierden respaldo popular sus políticas y sus modos.

El final está abierto y las ausencias y abstenciones pueden terminar torciendo la decisión para un lado o para el otro. Pero es cierto que el pronunciamiento de Macri, aunque haya sido con duras críticas a la gestión, mejoró notablemente la posición relativa del gobierno. A la vez, significó un golpe para los rectores universitarios, que en los últimos días intentaron convencer a los diputados del PRO de sus provincias para que rechacen el veto. 

Sin embargo, los referentes universitarios no se daban por vencidos este martes. “Es difícil pero no imposible”, señalaban. 

La luz de esperanza la sostenían en que según ellos de los cinco diputados radicales que apoyaron el veto al aumento a los jubilados solo uno es un voto seguro para el gobierno: el tucumano Mariano Campero. De los otros cuatro, dicen desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), tres se habrían comprometido a levantar la mano por el rechazo y aún negocian con el otro para que se abstenga.

El gobierno hace otro cuenta: dice que aún cuenta con el respaldo de tres de esos legisladores. Pero además, confía en que torcerá a su favor la voluntad de diputados de los partidos provinciales, que son, en un escenario tan ajustado, los que finalmente se convertirán en árbitros de la decisión.

Apuntan, a sacar los votos que le faltan para blindar el tercio con el apoyo los legisladores que responden a los gobernadores de Río Negro, Alberto Weretilnek, de los del misionero Carlos Rovira. Esos diputados votaron en su momento a favor de la ley. 

Pero Weretilneck y Rovira son mandatarios que, como los peronistas tucumano Osvaldo Jaldo y el catamarqueño Raúl Jalil, se vienen moviendo como aliados del gobierno. En esa lógica, no parece ser el momento más conveniente para enfrentarse al oficialismo justo cuando se debate el presupuesto nacional.

La sesión fue citada para este miércoles a las 11 y acaso hasta entonces se mantenga la incertidumbre.

Mientras tanto, la comunidad universitaria, movilizada, continuará la presión con vigilias y tomas de facultades. El gobierno, en tanto, anunció que pagará el aumento del 6,8 por ciento a docentes y no docentes, a pesar de que los gremios lo rechazaron como insuficiente ya que entienden que desde que asumió la actual gestión perdieron entre un 25 y un 30 por ciento de poder adquisitivo por el retraso de sus sueldos.